Preocupación en Laredo por el estado «ruinoso» de la pasarela del Puntal

Así lo explica el jefe de policía, Francisco Roiz, quien ha elevado a los servicios técnicos municipales un atestado en el que se incluyen las numerosas quejas recibidas de quienes se encuentran con una pasarela en unas condiciones de mantenimiento pésimas. «Nuestro objetivo es que el Ayuntamiento de Laredo dirija un informe a la entidad competente del Gobierno de Cantabria para que proceda con la mayor urgencia a la reparación de todo el conjunto».

Según Roiz, «la falta de mantenimiento viene de lejos, pero en estos últimos meses el deterioro se ha agudizado». La situación es tan crítica que el mando policial reconoce que «no descartamos prohibir el acceso para evitar accidentes. Somos conscientes del trastorno que esa medida podría ocasionar, pero no nos podemos arriesgar», razona. Este jueves tienen previsto colocar carteles que advierten del peligro.

Esta pasarela, que salva el tramo de dunas que arranca en la explanada del Puntal, fue reubicada en un lugar más resguardado tras los severos descalces que sufrió durante los temporales registrados en 2014. Desde entonces el mantenimiento ha sido muy escaso y se ha limitado a reparaciones de urgencia. Agujeros, tablas desplazadas de su sitio y una barandilla que requiere un refuerzo para no venirse abajo componen una escena que causa una mezcla de alarma e indignación entre quienes siguen transitando en su camino de ida y vuelta hacia la barca. Un servicio que ya se prestaba en el siglo XVI, según refiere el doctor en Historia Baldomero Brígido. Pero en ningún tratado se incluyen crónicas tan ácidas como las que ahora llenan las hojas de reclamaciones de los viajeros modernos.

Alberto Gómez, responsable de la empresa Excursiones Marítimas, denuncia la «pésima imagen» que se da a los miles de visitantes que entre abril y octubre hacen uso de su embarcación. Una tarjeta de visita que también se ve dañada por la presencia de residuos arrastrados por la mar que inciden en la sensación de dejadez.

Con todo, según Alberto Gómez, la consecuencia más nefasta es el perjuicio a quienes acuden con carritos de niño, con bicicletas o con problemas de movilidad. No hay que olvidar que este servicio lo usan personas que acuden al Hospital de Laredo aprovechando que el autobús llega hasta la explanada.

Respecto al posible precintado de la pasarela, entiende que no frenará la afluencia de peregrinos. Pero subraya la paradoja de que deberán hacerlo pasando por una zona dunar cuya protección motivó, precisamente, la instalación de la pasarela.