Quejas por la presencia de restos de los temporales en la playa Salvé desde hace semanas

Los cuatro kilómetros y medio de la playa Salvé aparecen desde hace semanas cubiertos de troncos y restos vegetales procedentes del temporal que a mediados de enero generó inundaciones en la comarca del Asón. El conjunto confiere al arenal laredano un aspecto de abandono que genera la indignación tanto de los paseantes habituales como de quienes acuden a sus segundas residencias durante el fin de semana. Unas críticas que también han difundido en distintos comunicados formaciones políticas como Unidos x Laredo y Vox.

Entre los restos, junto a los elementos de origen forestal, se mezclan residuos como botellas o tapones de plástico que, al ritmo de sube y baja de las mareas, acaban enterrados en la arena. El panorama es muy similar en la playa del Regatón, con el agravante de que allí se concentran aún más depósitos de arrastre fluvial, sobre todo en las inmediaciones de la barca de Maurilio. Su temporada de trayectos entre Laredo y Santoña está a punto de dar inicio en un año en el que se espera un incremento de peregrinos, al sumar al tirón del Camino de Santiago el reclamo del Año Santo Jubilar Lebaniego.

 

Desde la Concejalía de Medio Ambiente, su responsable, Juanjo Revuelta, explica que «la nueva adjudicación mediante licitación del servicio de limpieza en playa prevé, frente a las diez actuaciones que contemplaba el anterior pliego, la materialización fuera de temporada de un total de veinticinco actuaciones de retirada de materiales depositados a lo largo del litoral de la playa Salvé». Según Revuelta «estas actuaciones se pautan a lo largo de ese período en un calendario flexible atendiendo a las necesidades puntuales que pueden presentarse entre los meses de octubre y mayo como resultas de incidencias sobrevenidas por la meteorología adversa y los efectos mareales». De acuerdo al calendario provisional fijado por la adjudicataria «a lo largo de los próximos días, atendiendo a las variables de previsión meteorológica que fija la Aemet, se realizará una nueva actividad de limpieza para eliminar inicialmente los elementos más voluminosos y otros múltiples restos depositados en el arenal. Una nueva limpieza complementaria posterior a ésta, tendrá lugar avanzado el mes de marzo y en todo caso antes de las fechas vacacionales de Semana Santa», señala.

Lo cierto es que, si bien los fenómenos de arrastre de materia vegetal son recurrentes durante los meses del invierno, ha sido en esta legislatura cuando se ha dejado sentir con más fuerza su impacto visual. Una situación en la que tiene mucho que ver el cambio en la forma de gestionar la limpieza de las playas registrado al comienzo de la presente legislatura. Fue la anterior responsable de Medio Ambiente, Adelia Melero, de la Agrupación Vecinal Sí Se Puede Laredo, quien cambió las frecuencias de limpieza que hasta entonces se mantenían, con el argumento de que dichos residuos vegetales servían, con su degradación natural, para fortalecer el cordón dunar. La pauta que impuso ha sido heredada por sus ex socios del equipo de Gobierno, con un incremento de los días de limpieza fuera de temporada de diez a veinticinco, que resultan insuficientes.

 

Anteriormente se mantenía un contrato con una cooperativa, ya extinta, que realizaba un peinado exhaustivo del arenal durante todo el año. Sus batidas eran diarias durante la campaña estival. Y durante los ocho meses restantes acostumbraban a salir los días laborables. De esta manera, la playa permanecía impecable los 365 días del año. Así en dos décadas.

La situación actual, por el contrario, evoca lo que aconteció hace exactamente doce meses. La cercanía de la Semana Santa llevó al Ayuntamiento de Laredo a activar con urgencia un plan de limpieza del arenal, que a duras penas logró despejar el grueso de los residuos antes de la primera jornada de llegada de los turistas. El lavado de cara funcionó a medias, porque aún persistían muchos restos cuando finalizó la escapada de Pascua. Una forma de gestionar la puesta a punto de la joya de la corona del turismo en Laredo que resulta preocupante para muchos vecinos y visitantes.

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