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La lonja de Laredo ha vivido una intensa jornada con la subasta a primeras horas de hoy jueves de 56.000 kilos de bonito. De ellos, 48.000 han sido desembarcados por cinco barcos de pulso, el San Roque Divino, Manuel Padre, Bustillo Donosti, Collado ... Lindo y Nuevos Aires del Asón. Los 8.000 kilos restantes, pescados mediante cacea, han sido descargados por el Flechero, Mariñana, Bihotz Alai y Sial Tres.
En cuanto a los tamaños, los más abundantes han sido los de tamaño medio o recortado, de entre 4 y 7 kilos, de los que se han descargado 34.000 kilos. El precio medio al que se han subastado ha sido de 3.81 euros. Un poco más, hasta los 4,14 euros de media se han pagado por cada uno de los 20.500 kilos de ejemplares grandes, de siete kilos en adelante. Testimonial ha sido la presencia de bonito pequeño, el ‘mono’, de menos de cuatro kilos, de los que se han descargado apenas 1.300 kilos, que han cotizado, de media, a 3,10 euros el kilo.
Tripulantes y personal de la Cofradía de Pescadores San Martín de Laredo han tenido que tirar de experiencia y habilidad para disponer las tinas en una cancha de ventas donde se ha aprovechado cada milímetro disponible. Casi todo el género se ha exhibido a dos alturas, e incluso en algunos puntos ha sido necesario elevar las tinas un piso más. Algo que no satisface a César Nates, Patrón Mayor de la Cofradía laredana. “El comprador quiere ver los lotes que adquiere, y esta forma de presentarlo dificulta su correcta apreciación. De ahí que nuestro empeño en estos últimos años haya sido persuadir a la Consejería de la necesidad de una ampliación que, afortunadamente, ya está bastante encarrilada”.
La mayor parte de las capturas han sido adquiridas para fábrica. De hecho, una conservera se ha hecho con la mitad de los lotes. El resto, ha sido despachado para fresco, tanto para su venta en pescaderías como en supermercados. Con especial querencia en este caso por las partidas provenientes de cacea.
La mejor noticia es que el bonito está presente en todo el Cantábrico. Su voracidad, unido a la bonanza en la temperatura del agua, atrae a los túnidos con más antelación que la que era habitual años atrás. Las embarcaciones siguen faenando millas afuera de la costa cántabra, asturiana y vasca, lo que evita largos desplazamientos hacia latitudes más alejadas en torno a la zona de Galicia. Un ahorro providencial en cuestión de combustibles, que siguen disparados respecto a su precio un año antes. Además de permitir un retorno más sencillo a puerto para hacer las descargas y también para, en el caso de los barcos de vivero, renovar la carnada con la que seguir adelante la campaña.
En total, son 18.126 las toneladas disponibles, un 4% más que el año anterior, para toda la flota española con independencia del caladero. Los barcos se juegan en esta campaña gran parte de sus resultados anuales. El principal hándicap es la mayor participación de embarcaciones que años atrás no se dedicaban a su captura, y que, vista la proximidad de los bonitos a la costa, se han decantado por su pesca. El año pasado, el cupo se agotó en dos meses exactos, entre el 14 de junio y el 14 de agosto.
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