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La decimonovena entrega del ciclo de conferencias y exposiciones que organiza la Asociación de Modelismo Naval de Laredo, Amonaval, ha desembarcado en los bajos del viejo Ayuntamiento con medio centenar de impresionantes barcos a escala. Pero la estrella de esta edición es una maqueta, a ... modo de diorama, que recrea con exquisita fidelidad el tramo final del muro norte del antiguo puerto de Laredo. Ese dique cuya punta estuvo presidida durante décadas por el inconfundible color blanco y una cruz roja que indicaba su condición de base de Salvamento y Socorrismo de la entidad benéfica con tanto arraigo en la villa pejina.
A partir de ahí, los artífices de esta obra de arte, han querido rizar el rizo. Y han sido tan meticulosos en los detalles que han dado pie a todo tipo de especulaciones respecto al momento exacto que recrean. El atuendo de los paseantes y bañistas que ocupan escaleras y muros ya dan una pequeña pista. Pero en este caso, la clave está en el agua. En el antiguo dique se adentran tres embarcaciones que activan la nostalgia y envuelven de magia el momento de contemplar cada elemento dispuesto con tanto acierto. De un lado, un histórico barco del cabildo, que aún está en activo. De otro, una trainera, La Pejinuca bautizada como Joven Rosa, de inconfundible rojo fuego, los colores de Laredo en el universo de las traineras. Finalmente, la embarcación Santa Clara de Asís, el popular 'Mentiroso', que luce en sus laterales publicidad de la mítica discoteca 'Oliver'.
En torno a estos elementos, en Amonaval lanzan un reto: ¿Qué año concreto está recreando el montaje? El premio para quien lo adivine y lo plasme en una de las papeletas será un kit de iniciación al modelismo naval. Un aliciente para que grandes y pequeños hagan sus elucubraciones y traten de afinar una fecha. De un golpe de vista es fácil deducir que el año que se busca ha de ser posterior a los años 60, momento en el que tuvo lugar el boom turístico, sin el que carecería de sentido el barco turístico y la discoteca vanguardista. En cuanto al techo temporal, el modelo de ambulancia y las vestimentas del paisanaje acotan el margen hasta los años 80.
Más allá de este feliz entretenimiento, Amonaval ha vuelto a llenar de encanto su exposición con las aportaciones de aficionados llegados de toda la geografía española. De su mano podemos ver desde submarinos y buques de la Armada actuales, hasta imponentes galeones que surcaron los mares a partir del siglo XVI. Por supuesto, abundan las curiosidades, como una reproducción a escala del Titanic, o el Sirius del inolvidable Tin Tin y el capitán Haddock. Todo ello junto a ingenios menos conocidos como el transbordador que Leonardo Torres Quevedo diseñó para hacer la travesía Santurce-Santoña y cuyo rastro se esfumó sin más datos. O un espectacular mercante, el Crimea, en el que navegó por todos los mares el propio presidente de Amonaval, Marcos Pérez Domingo. Él y sus compañeros seguirán hasta mañana domingo a pie de exposición para orientar a los más curiosos con sus indicaciones. Un lujo que justifica con creces la visita al antiguo Ayuntamiento de Laredo. Por el mismo precio, o sea, cero euros, se puede visitar la planta superior donde da sus últimos coletazos la antológica sobre José Ramón Sánchez. Otro genio que también ha dejado pinceladas inmortales sobre el mar.
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