Aparecen nuevas pinturas murales en la iglesia de Villaverde, en Vega de Liébana

Según explica Quevedo, conservadora responsable de la Fundación Santa María de Toraya, que desde hace una semana trabaja en las pinturas murales de la iglesia de Villaverde, «hemos comenzado la actuación desmontando el retablo del altar mayor, donde se encuentran las pinturas murales, y fotografiando y documentando todo lo que ha aparecido, según su estado inicial. Así, hemos comprobando que hubo goteras en la zona central de las pinturas y que cuando se han arreglado, se ha formado una grieta en el exterior que se ha asentado. Toda esa zona estaba colgando con el mortero despegado de la pared, pero aún con toda la pintura al completo, por lo que el proceso de restauración está siendo muy delicado».

La sorpresa del equipo de trabajo ha llegado, según Quevedo, «cuando hemos estado limpiando con bisturí las diferentes zonas en las que se ha eliminado el mortero o en las que se habían realizado otras intervenciones, y ha salido al descubierto una fecha y unas letras, en blanco y negro, que podrían ser del siglo XIV. Además, hemos visto que las columnas de terminación laterales, que son iguales que otras del conjunto, están cortadas y tienen guirnaldas de estilo barroco, que podrían fecharse en el siglo XVIII».

Pero aquí no han concluido las novedades, ya que «otro descubrimiento ha sido comprobar que además de los nombres y las figuras de Santo Toribio y Santa Eugenia, la tercera, la de la izquierda, que se pensaba que era San Gregorio o San Blas, se trata finalmente de San Silvestre (ha aparecido también el nombre), un Papa». Todos ellos tienen ropajes muy trabajados, completándose el conjunto con un hermoso Calvario en la parte superior. Estas pinturas principales son del siglo XVI.

Finalmente, explica Quevedo, han aparecido unas grecas y unas bolitas, pintado todo ello en blanco y negro, de una forma más tosca, que «podría haberse realizado en el siglo XIV».

Los trabajos de conservación y restauración de las pinturas los está realizando la Fundación Santa María de Toraya, dentro del proyecto 'Murales Ocultos', que está financiado por la propia fundación, así como por la Fundación Camino Lebaniego, y empresas privadas, contando con la colaboración de Elías Hoyal, arcipreste de Liébana y Peñarrubia.