Secciones
Servicios
Destacamos
Hace apenas unos días, un oso alarmó a los residente de la localidad de Caloca cuando, a primera hora de la noche, se dedicó a dar paseos por las calles del pueblo, adentrándose incluso en la terraza del mesón El Laurel, desde cuyas inmediaciones fue ... grabado. Ayer le tocó el turno a los vecinos del barrio de La Parte, también en el municipio de Pesaguero. Un plantígrado «de gran tamaño» se dedicó a comer cerezas en una finca situada en los límites del barrio, a escasamente una decena de metros de una vivienda.
A primera hora de la mañana de ayer, en torno a las siete, Francisco Gómez se preparaba, como cualquier otro día, para iniciar la jornada laboral cuando se percató de que sus perros se encontraban muy inquietos en el porche y en el camino de acceso a su casa, dentro de la finca. «Ladraban con insistencia», relata Francisco, que recuerda que «se movían de un lado a otro» por la parcela y «estaban muy inquietos». Fue entonces cuando, al dirigir la mirada hacia una finca situada a escasos metros de la casa, pudo ver con claridad cómo un oso de grandes dimensiones se estaba dando «un buen atracón» de cerezas. «Estuvo allí un rato y después desapareció, internándose de nuevo en el bosque», resume.
No es la primera vez que este oso acude a comer las cerezas a La Parte, ya que Ricardo, hermano de Francisco, recuerda que «hace apenas quince días, era ya de noche, y también oímos ladrar mucho a los perros. Al salir al exterior de la casa, vimos que el oso estaba comiendo en ese mismo lugar las cerezas. Alumbramos con la linterna hacia donde estaba y poco después se introdujo en el monte», relata.
En los últimos años, la presencia de osos en las inmediaciones de muchos pueblos de la comarca lebaniega, sobre todo los situados en las zonas más altas, es cada vez más frecuente y los avistamientos por parte de los vecinos en la cercanía de sus viviendas se han multiplicado. Sin ir más lejos, al margen del caso de Caloca de hace un par de semanas, en 2017 un oso se paseó, también a finales del mes de junio, por las calles de Frama (Cabezón de Liébana) donde se dedicó a comer cerezas. Un año después, en Cambarco, en ese mismo municipio, otro ejemplar destrozó un cerezo en una finca del centro del pueblo. Pero no sólo son las cerezas el motivo que lleva a estos animales a visitar los pueblos. En otras ocasiones también se les ha visto en pueblos como Vendejo u Obargo, en las inmediaciones de la ermita de Valmayor, cerca de la villa de Potes o en el camino que discurre entre Frama y Cabezón de Liébana, entre otros lugares.
Esta situación ha desatado la alarma entre los vecinos de estos pueblos situados en zonas oseras que, aunque acostumbrados a convivir con estos plantígrados, ven con cierto temor el acercamiento de éstos a las localidades.
En este sentido, Enrique Sabarís, alcalde de Pesaguero, considera que «esta presencia cada vez mayor de los osos en las inmediaciones o paseando por los pueblos de la comarca, sin duda está en consonancia con una superpoblación de este plantígrado en la zona». «Hace unos años, era muy difícil contemplar un oso en su hábitat y ahora te lo puedes encontrar en cualquier lugar. De hecho, cada vez es mayor el número de personas que lo han visto», insiste.
El alcalde cree que «el aumento de la población osera se les ha ido de las manos a sus responsables. Estoy hablando con los vecinos de los pueblos y rara es la localidad de mi municipio donde no lo han visto» y subraya que «ahora que debemos mirar más por los vecinos, que cada vez es mayor la despoblación en esta zona, parece que los osos son los prioritarios, ya que incluso estamos viendo cómo se nos prohibe realizar obras o abrir pistas porque se encuentran en zonas oseras. Esta situación que se está produciendo es lamentable».
El responsable municipal remarca que «no cabe duda de que el oso hasta ahora tenía su espacio, que era en las zonas de alta montaña, que es su hábitat natural, pero el aumento de población está consiguiendo que cada vez deje más ese hábitat para acercarse o entrar en los núcleos rurales», a lo que añade que «es habitual que en los pueblos de la comarca, tanto las personas mayores como los niños, paseen por las cercanías de sus casas y lo que está creando la presencia del oso tan cerca, es que se genere miedo, ya que ahora es muy fácil que te lo puedas encontrar en cualquier lugar, con el consiguiente peligro, y más ahora que con el inicio del verano, donde los pueblos aumentan considerablemente de población».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.