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SANTANDER.
Miércoles, 22 de mayo 2019, 07:25
Justo un día después de que la Consejería de Medio Rural anunciara que el oso 'Beato' se encuentra «perfectamente integrado en los montes de Liébana», la Fundación Oso Pardo (FOP) informó de que el animal ronda desde hace tres noches por un restaurante ... de un poblado de la zona alta al que se acerca para comer los restos con los que los propietarios alimentan sus perros.
'Beato', capturado en enero de 2018 por estar herido, fue devuelto a su hábitat después de ser tratado de una lesión en la pata delantera izquierda en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre (CRFS) de Villaescusa. Aunque sufrió la amputación parcial de esa mano y quedó cojo, el joven plantígrado se vale perfectamente para defenderse y para procurarse alimento en los bosques. Ha superado él solo el invierno y se ha beneficiado de la abundancia de bellotas en la parte próxima a la Montaña Palentina. A pesar de que 'Beato' ha demostrado «un comportamiento totalmente normal», según se aprecia en las imágenes tomadas por los agentes de Medio Natural, en las últimas noches, incluida la del lunes, el oso se ha acercado de nuevo a un núcleo de población en busca de comida. Miembros de la FOP acudieron ayer a este caserío para analizar la situación y recabaron varias pruebas y vídeos cedidos por testigos que grabaron a 'Beato' en sus incursiones nocturnas, en las que se alimentó de los restos de comida que los propietarios del local de hostelería dan a sus perros.
Según explica el presidente de la FOP, Guillermo Palomero, 'Beato' «se muestra huidizo, pero regresa pocos minutos después de que se le espante. No es agresivo y no ataca a los perros. Eso es bueno, pero es necesario actuar ya. Vamos a pedir a la Consejería que aplique el protocolo de disuasión, que consiste básicamente en dispararle balas de caucho al culete y utilizar cohetes y pirotecnia, hacer fuertes ruidos cada vez que busque la comida cerca de las casas, para que aprenda que no es buena idea y se vuelva más huidizo de lo que es. Vivió entre pueblos dos o tres meses cuando era pequeño y hay que recordarle que es un mal comportamiento».
Palomero insiste en que «estamos a tiempo y la ocasión la pintan calva. Ahora que está localizado y se mueve por una zona concreta, hay que aprovechar para disuadirlo, sobre todo cuando ha demostrado que es capaz de alimentarse por sí solo por medios naturales».
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