La carpa más alta de Liébana

La carpa está definitivamente armada y cerrada. Ocupa buena parte del espacio en el ferial de la Serna. A eso de las siete de la tarde, dentro, ya se veía perfectamente el escenario y -aunque estaba tapada- la pieza circular que resultará clave en el espectáculo. Andaban con los trabajos de sonido e iluminación, con ayuda de una grúa elevadora. El director, los técnicos con carpetas llenas de planos midiendo espacios, calculando movimientos... El vete y ven lógico de los preparativos. Todo, en una estructura de 1.800 metros cuadrados. Llamativa. «Creo que nunca se ha montado algo tan grande en esta zona de Cantabria», explicaba el martes a este periódico el director del Año Jubilar Lebaniego, Manuel Bahillo.

Había tarea allí -el aforo todavía no está montado y seguramente lo dejen para hoy- y en otros puntos. En los locales de la antigua Casa Sindical, junto al parque Jesús de Monasterio, el movimiento era musical. El pequeño salón de actos cedido por el ayuntamiento estaba ocupado por los miembros de la Coral Polifónica de la Basílica de San Juan de Dios de Granada (treinta personas). Las siete y media, hora de ensayar. Algo parecido a lo que le tocó hacer a la orquesta en las instalaciones del Centro de Estudios Lebaniegos.

Pero más allá del trabajo de los artistas y de los técnicos de montaje aún no hay demasiado movimiento. Por la zona confían en que los asistentes lleguen, básicamente, en el día. El mismo viernes para la primera representación y ya de cara al fin de semana. De hecho, ante posibles problemas de aparcamiento, en el Ayuntamiento de Potes están tomando medidas. Además de aparcar en los lugares habituales establecidos para ello en el casco urbano, se habilitarán dos fincas para dejar los coches, como se ha hecho en otras ocasiones. Una, en la calle Roscabado (poco después del Valdecoro) y otra, a unos quinientos metros de la curva para coger la carretera en dirección a Vega de Liébana. Además habrá autobuses que conectarán Santander, Torrelavega, Cabezón de la Sal, San Vicente de la Barquera, Unquera y Panes en ambos días, con Potes, y que regresarán a los puntos de origen media hora después de que haya finalizado el espectáculo.

Según se ha explicado estos días respecto al montaje, los músicos estarán envueltos por un cilindro de ocho metros de diámetro, mientras que las imágenes proyectadas sobre él ilustrarán la obra. Será una noche llena de elementos, con las sorpresas visuales que caracterizan a La Fura dels Baus. Una luna gigante, el deshielo, un éxtasis floral, una vendimia en directo, las tabernas, cantantes colgados de grúas y sumergidos en vino, agua y fuego... También el vestuario jugará un papel decisivo -otra 'norma de la casa'-, con una mezcla de clasicismo y contemporaneidad gracias en este caso a la introducción de dispositivos tecnológicos.