
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La comarca de Liébana, por sus características geográficas, cuenta con unos perfiles etnográficos, culturales, religiosos y patrimoniales que la hacen singular y más en un año como éste en el que se celebra el Jubileo en el monasterio de Santo Toribio.
Tierra de refugio para los cristianos de la Meseta que huían de los conquistadores musulmanes a partir del siglo VIII, Liébana es rica en manifestaciones arquitectónicas religiosas desde la Edad Media.
Además de San Martín de Turieno, luego conocido como Santo Toribio, son numerosos los monasterios de aquella etapa documentados en los diferentes valles de la comarca. La larga serie de joyas del patrimonio lebaniego continúa con la iglesia mozárable de Santa María de Lebeña y con la iglesia románica de Santa María de Piasca. En los siglos posteriores se continuó enriqueciéndose este patrimonio religioso con otras manifestaciones que se han catalogado en los diferentes municipios que conforman esta comarca por investigadores como Miguel Ángel García Guinea, Enrique Campuzano y Karen Mazarrasa.
En este templo de origen tardomedieval y propiedad de los duques del Infantado, las pinturas datan de 1562 (siglo XVI) pero fueron descubiertas en 1986 tras desmontar el retablo mayor del templo durante su restauración.Ejecutadas con la técnica del fresco seco, el retablo pintado está compuesto de banco, cuerpo principal y frontón de remate.
En el banco se sitúa el sagrario flanqueado por San Pedro y San Pablo, de reducidas dimensiones y portando las llaves y la espada. La hornacina central se articula entre dos grandes pilastras que sostienen un frontón triangular en cuyo centro se sitúa el Padre Eterno, la figura más deteriorada por los efectos del anclaje del retablo. La escena más importante del conjunto la protagoniza la lucha entre San Jorge y el dragón en presencia de la princesa, inspirada en la leyenda Áurea que escribió Santiago de la Vorágine en el siglo XIII. Dada su singularidad, el Aula de Patrimonio Cultural de la Universidad de Cantabria eligió en 2012 este mural como pieza del mes, junto a otros ocho frescos repartidos por diferentes templos de la región. En la iglesia de Ledantes también son de gran interés los murales que decoran las bóvedas de la capilla de los Álvarez y Bedoya. :: dm
Con el impulso que representa el Año Jubiliar Lebaniego, y tomando como punto de partida que el turismo religioso es un elemento clave en la dinamización de la actividad terciaria para la comarca, desde la Consejería de Educación, Cultura y Deporte se han planificado sendas actuaciones para la puesta en valor, restauración, conservación y protección de un aspecto del patrimonio cultural de Liébana insuficientemente conocido, como son las pinturas murales. En este caso, desde el departamento que dirige Ramón Ruiz se ponen en marcha los trámites para iniciar el expediente que incoará la declaración con la categoría de Bien de Interés Cultural para las pinturas murales de iglesias y ermitas de Liebana, y una de Peñarrubia.
Este reconocimiento, no solo significa un respaldo institucional en lo referente a la puesta en valor, sino que también implica protección y obligación de conservación. A partir de ahora, cualquier intervención que se quiera efectuar y que pueda afectar a las pinturas de estos templos deberá contar con el oportuno permiso de la administración con comptencias en materia de Cultura a nivel regional.
La figura de Bien de Interés Cultural representa la máxima protección para el bien patrimonial y la decisión depende de la propia Consejería que deberá recabar informes favorables de instituciones expertas en la materia.
En templo dedicado a San Martín la cabecera está cubierta con bóveda de cañón policromada con rameados contrarreformistas. En la ermita de Los Remedios, la capilla mayor muestra semejante policromía, a base de rameados en colores anaranjados, que de nuevo se atribuye a los mismos autores que la iglesia, y que se fecha hacia 1760.
El consejero de Cultura Ramon Ruiz, ha manifestado al respecto que «no sólo queremos que se quede en la restauración mural sino que también deseamos poner en valor todas las pinturas murales que hay en Liébana y en Peñarrubia. Hay una docena de pinturas murales de importancia: Ledantes, Cabezón de Liébana, Ensanos, Pesaguero, Linares en Peñarrubia, entre otras... Nuestra intención es configurar un itinerario para poner en valor este bien patrimonial y cultural que hasta ahora ha estado en un cierto abandono pero que nos parece que es un elemento a conservar y restaurar para mostrar a las generaciones presentes y futuras y en eso estamos».
Las pinturas murales son una parte integrante de los monumentos y lugares de valor patrimonial y deben ser preservadas in situ. Muchos de los problemas que afectan a las pinturas murales están relacionados con las deleznables condiciones que presentan los edificios y sus estructuras, su uso improcedente, la falta de mantenimiento y las frecuentes alteraciones y reparaciones desarrolladas en décadas y siglos anteriores.
Por ello, el consejero insiste en que «debemos trabajar en la conservación para mejorar la interpretación de la forma y el contenido de las pinturas murales, siempre y cuando se respete la obra original y su historia porque Cantabria está llena de huellas de nuestro pasado que no debemos borrar».
En esta humilde construcción está documentado un lienzo de muro con pinturas. Estas reproducen una hornacina con arco apoyado en columnas. Toscas pinturas geométricas sobre las que en los años 80 del siglo pasado había un cristo de unos 20 cm, del siglo XVI.
La Consejería de Educación, Cultura y Deporte está acometiendo actualmente la rehabilitación de las pinturas murales de época renacentista descubiertas en la iglesia parroquial de San Jorge de Ledantes, en Vega de Liébana, así como las halladas en la iglesia de Linares, en Peñarrubia. La inversión total que va a realizar el Gobierno de Cantabria para llevar a cabo estas actuaciones asciende a 46.000 euros. Recientemente el consejero giró una visita a algunos de estos templos en proceso de restauración y estuvo acompañado por Marina Bolado, directora de Cultura; Gregorio Alonso, alcalde de Vega de Liébana; y por Manuel Muela, párroco de Ledantes.
Gregorio Alonso, alcalde de Vega de Liébana, subrayó «la necesidad de poner en valor este patrimonio para preservarlo para el futuro, además de convertirlo en un foco de atracción para el turismo religioso».
Las pinturas que forman parte del expediente se localizan en el cementerio de Ojeda (siglo XIII); iglesia de Santa Eugenia en Villaverde de Liébana (XVI);iglesia de San Jorge en Ledantes (XVI);capilla del Carmen en Cabezón de Liébana (XVIII);iglesia de Avellanedo en Pesaguero (XVII-XVIII);capilla de San Cayetano en Potes (XVII);iglesia de Barrio y ermita de Los Remedios en Vega de Liébana (XVIII);iglesia de Argüébanes en Camaleño (XIX-XX); capilla de la parroquia de Lomeña en Pesaguero (XIX); sacristía de la parroquia de Barago en Vega de Liébana; ermita de Nuestra Señora de los Ángeles en Esanos (XVIII);sacristía de la iglesia de Soberado en Vega de Liébana; e iglesia de Linares en Peñarrubia (XVI).
Las pinturas, muy comunes en el programa decorativo del interior de los edificios religiosos durante la Edad Media y la Edad Moderna, resultaban una solución más económica que los retablos. Precisamente la colocación de éstos sobre muros pintados ha permitido que en las últimas décadas hayan salido a la luz numerosas pinturas, pero en deficiente estado de conservación.
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Ana del Castillo
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