
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Hubo un tiempo en que las mujeres lebaniegas realizaban la transformación de la lana obtenida después de que se esquilasen las ovejas, con el ... fin de destinarla a la elaboración de diferentes tejidos. Era una labor que se desarrollaba en cada uno de los hogares de los pueblos, que se transmitía de generación en generación y que generalmente era en la cocina donde, en las noches de los duros inviernos, después del lavado, escarmenado y del cardado, se hilaba con ayuda de la rueca y del huso junto al fuego. El proceso siguiente era llevar esa lana a los telares artesanales y, posteriormente, a la pisa, junto al arroyo, para concluir el proceso de transformación en diferentes tipos de tejidos.
Esas labores poco a poco se han ido perdiendo y, por eso, la asociación lebaniega Beatus Ille ha comenzado a poner en práctica las 'Jornadas de Etnografía Viva Lebaniega. Artesanías para promover el emprendimiento'. Una iniciativa que se ha centrado en el oficio de la lana y de la cestería y que está organizado por el Grupo de Acción Local Liébana y la marca Liébana. Conecta Sensaciones, contando con el apoyo de CaixaBank y los ayuntamientos de la comarca de Liébana.
Los talleres, que se iniciaron esta semana, se desarrollarán todos los martes y jueves, hasta el día 22 de junio, en los siete ayuntamientos lebaniegos. En las clases se alterna el proceso de la lana, fieltrado de jabones, paños y objetos con la artesanía de la elaboración de la cestería.
El pasado jueves, la primera fase del proceso con el esquilado de la oveja, lavado y escarmenado de la lana, tuvo lugar en la localidad de Lerones (Pesaguero). Allí, los asistentes vieron como el matrimonio ganadero formado por Lino Escandón y Pili Sebrango, que cuentan con una granja, explicaban el proceso inicial de la lana.
Después de llevar el rebaño de ovejas hasta el corral, Lino fue el encargado de esquilar a mano una de las ovejas. Posteriormente, su esposa Pili ayudó a desarrollar el resto del método, que persigue «dar a conocer nuestro trabajo, haciendo partícipes de este medio de vida en el mundo rural a quien quiera conocerlo».
Así, se llevó la lana al antiguo lavadero del pueblo y allí, se lavó de forma artesanal con ayuda de jabón chimbo. Después del secado, a la sombra de los árboles, las mujeres procedieron a la labor del escarmenado, abriendo la fibra para soltar las impurezas.
Luz Lamo lo califica como «una bonita experiencia». Esta vecina de Cabezón de la Sal participa en el taller junto a su amiga Raquel Jaroso, veterinaria de La Busta, quien opina que aprovechar la lana «es una labor increíble». Mientras tanto, Frederique Dieudonnee, joven belga residente en Lamedo, se mostraba entusiasmada «por conocer todo este increíble proceso».
Mientras tanto, las promotoras del proyecto, Amaranta Ariño y María Ruesga, añaden que esta actividad es «muy relajante y gratificante», animando a todos aquellos interesados a «recuperar tradiciones que se pierden».
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Ana del Castillo
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