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LUCÍA RAMOS/PEDRO ÁLVAREZ
TRESVISO.
Jueves, 2 de abril 2020, 07:07
Llegan allí donde nadie más puede. Agentes de la Guardia Civil se encargaron el martes de aprovisionar de víveres y otros bienes de primera necesidad a los vecinos de la localidad de Tresviso, doblemente aislada por el confinamiento impuesto por el estado de alarma y por la nieve caída en los últimos días. Fue por la mañana cuando los agentes del puesto de Carreña de Cabrales, en Asturias, tuvieron conocimiento de que los vecinos de Tresviso, a donde sólo se puede acceder desde Sotres, se encontraban incomunicados. Así, y pese a pertenecer a otra comunidad autónoma, los efectivos del puesto asturiano decidieron hacer lo mismo que llevan haciendo en las últimas semanas con sus paisanos: ofrecerles su ayuda.
Lo primero fue gestionar con organismos asturianos la apertura del acceso con máquinas quitanieves, tras lo cual los agentes de la Guardia Civil se dirigieron a los comercios de la zona para comprar aquello de los residentes en Tresviso necesitaban: alimentos, medicinas e incluso material escolar para una niña del pueblo. Con todo listo, los efectivos se desplazaron hasta el pueblo para hacer entrega de todo el material a su alcalde, Javier Campo, que fue quien posteriormente se encargó de repartirlo entre sus vecinos.
Sin embargo, el regidor, pese a agradecer el gesto de los agentes, reconoció que «ningún vecino del pueblo me había comunicado que necesitara ni medicinas ni alimentos, por lo que cuando me llamaron del puesto de la Guardia Civil, mostré mi extrañeza. Tengo que agradecer su disponibilidad, pero creo que en estos momentos hay que organizarse mejor y contar con el alcalde si es que de verdad son urgentes tanto las medicinas como los alimentos».
Campo afirma que «el lunes, con la nieve caída en el pueblo y en la carretera de acceso a Sotres, se utilizó el tractor del Ayuntamiento para poder abrir esa vía de comunicación con Asturias. Ese día, sólo se podía circular por la carretera con un vehículo todoterreno, pero el martes, que fue cuando vino la guardia civil, la carretera ya estaba disponible para vehículos. Los guardias me entregaron los alimentos y las medicinas, pero reitero que en ningún momento las personas afectadas se dirigieron a mí para explicarme el problema y ver su solución».
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