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Marga Pereda (Santander, 1962) es la encargada de la oficina de atención al peregrino del Monasterio de Santo Toribio de Liébana desde el año 2017. ... Periodista de radio y televisión, realizó gran parte de su trabajo en Barcelona. En la actualidad, vive en las inmediaciones del monasterio lebaniego y es la perfecta anfitriona para recibir a cientos de peregrinos que llegan al monasterio.
-¿Qué atención recibe el peregrino a su llegada a Santo Toribio?
-En la oficina del Monasterio se le da la bienvenida y, además de sellar las credenciales y expedir el diploma 'La Lebaniega', se le informa de todo lo que puede encontrar, tanto en el monasterio como en los alrededores, además de incluir información concreta de transportes, alojamientos o cualquier otro tipo de demanda.
-¿Su viaje concluye aquí o continúan hacia Santiago?
-La gran mayoría, un 80%, acaba aquí, realizando el Camino Lebaniego, pero el resto continua hacia Santiago de Compostela a través de la Vía Vadiniense, hacia León, por el puerto de Pandetrave. He de decir que el porcentaje aumenta cada mes.
-¿Qué es lo que más destaca del recorrido del Camino Lebaniego?
-El titular de la mayoría a la llegada es que todo es muy bonito, pero duro. Sin duda, las montañas ponen a prueba a los peregrinos, pero el paisaje, espectacular, les gusta tanto que enseguida se les olvida el sufrimiento y el cansancio.
-¿Cuál es la procedencia de los peregrinos. Son más nacionales o extranjeros?
-El covid ha modificado el porcentaje de extranjeros, que era de algo más de un 30% antes de la pandemia, con un ligera bajada. Ahora, estas cifras se están recuperando poco a poco. El peregrino nacional es la estrella. En primer lugar, procedentes de la Comunidad de Madrid, seguidos de cerca por los que llegan de la Comunidad Valenciana.
-¿Debido a la pandemia se nota una menor afluencia?
-Muy al contrario. Este año, en todo lo que han permitido los confinamientos, el Camino Lebaniego se ha llenado.
-¿Además de hacer el recorrido a pie, utilizan otros medios?
-Ha sido sorprendente el gran número de peregrinos en bicicleta que llegan tanto por el Camino Lebaniego como por la Ruta Castellana y, teniendo en cuenta la dureza del recorrido, hacen un esfuerzo extraordinario.
-¿Vienen muchos peregrinos con animales de compañía?
-Sí, la verdad es que los perros peregrinos son magníficos. Llegan de casi todas las razas y tamaños. A sus dueños les da mucha alegría llegar con ellos. Les damos agua en cuanto llegan y hacemos la foto de familia. En Semana Santa fue espectacular la llegada de grupos de jóvenes cántabros con sus perros. Además, llevamos ya dos peregrinos extranjeros del Camino a Santiago acompañados por un burro.
-¿Qué es lo que más les impresiona del monasterio?
-La existencia de la reliquia del Lignun Crucis, el Leño de la Cruz, el trozo más grande de la Cruz de Cristo que se conserva en el mundo. Cuando entran en la capilla y lo ven en el interior del camarín, a muchos se les saltan las lágrimas.
-¿Qué opinión tienen de los albergues donde pernoctan?
-Normalmente buena, aunque ahora, con las restricciones de plazas, algunos aprovechan el verano y traen saco de dormir.
-¿Hay alguna anécdota que recuerde especialmente?
-Yo me quedaría con dos. La primera la de una chica embarazada de ocho meses, con un grupo de compañeras, que llegaba ella mejor que el grupo (el primer diploma a un bebé por nacer). Y la segunda, que me impresionó muchísimo, fue de un peregrino que llegó con dos prótesis en las piernas. Era un chico alto y corpulento, con lo cual tuvo que sufrir en el Camino. Lo nombramos 'Peregrino de Honor'.
-¿En cuántas etapas se realiza el Camino lebaniego?
-Lo normal es de tres a cinco, según el nivel de los peregrinos. Hay que tener en cuenta que es montaña, con desniveles acumulados, y es bueno dosificar para llegar con ganas y fuerzas a la cuesta del monasterio, que son menos de 3 kilómetros, pero ponen a prueba al más valiente. Ha aumentado el número de corredores que lo hacen en una etapa, especialmente este año.
-¿Se llega a Santo Toribio utilizando otros caminos?
-Sí, claro. Está la ruta Castellana, desde el Canal de Castilla, por Cervera de Pisuerga, que gusta mucho; la ruta Leonesa, por el puerto de San Glorio, menos transitada de momento, aunque es bellísima; y la ruta Asturiana, la más desconocida en la actualidad, pero muy importante históricamente por la relación del monasterio con los reyes asturianos.
-¿Llegan personas con algún tipo de problema de movilidad?
-Ha sido impresionante la llegada de algún tipo de invidentes con sus perros-guía. La semana pasada vino un grupo de sordo-ciegos, ayudados también con un perro. Es magnífico lo que hace la voluntad humana.
-¿Qué peregrinos han sido los que más te han impactado?
-Sin duda alguna, los que han venido por promesas de familiares o amigos perdidos. Se les saltan las lágrimas al llegar cuando los recuerdan.
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