El legado artístico de Manuel Pereda de la Reguera viaja al Centro de Estudios Lebaniegos

El resultado de esa recopilación, 'Manuel Pereda de la Reguera. 1919-1981', se mostrará desde este viernes en el Centro de Estudios Lebaniegos, en Potes. Un escenario que sirve para afianzar la relación que el creador tuvo con el valle de Liébana. Sostenía, de hecho, en su libro 'Cantabria raíz de España', la teoría de que fue en esta comunidad y no en Asturias donde comenzó la reconquista. En Cosgaya, para ser más exactos.

«Él con Liébana tuvo una enorme relación y ahí confluyeron todas sus facetas», destaca su hija Rosa. Suya es la autoría de la simbólica Puerta del Perdón que da inicio y cierre al Año Santo Jubilar. De hecho, fue uno de los precursores de la reanudación de estos hitos religiosos y culturales, comenzando por el de 1967. También es suyo el Vía Crucis que recorre la explanada frente al monasterio de Santo Toribio.

La colección que llega ahora al Centro de Estudios Lebaniegos es una continuación enriquecida. «Una primera versión, la del centenario, pudimos verla en Santander, en la Biblioteca Central, hace dos veranos, pero con la pandemia quedó parada», explicó Pereda. La de ahora se podrá visitarse hasta el próximo mes de julio.

Entre las piezas que se mostrarán en Potes, sus hijas destacan catorce obras de estudio. «Como escultor, que era su pasión desde muy joven, es muy espectacular», inciden. Las creaciones de obra pública, de las cuales hay numerosos ejemplos en Cantabria, desde la escultura a Vital Alsar a los bustos del Padre Carballo, por mencionar algunos, se mostrarán en formato fotográfico.

Junto a caricaturas y retratos, habrá, además, materiales inéditos recopilados por la familia, objetos personales como su pipa, su sombrero o su cartera y un sector dedicado al grupo MAS, fundado por Pereda de la Reguera y del que formaban parte César Abín, Antonio Wilkelhofer, Luis Polo del Campo, Victor López-Dóriga y Manuel Gutiérrez de la Concha.

«Las instituciones debemos mantener el trabajo de creadores como Manuel Pereda de la Reguera, que pusieron en valor nuestras tradiciones cántabras en los años de la posguerra, en los que él se dedicó a promover la Cultura», señaló en la presentación de la muestra Zoraida Hinojosa, directora general de Patrimonio Cultural y Memoria Histórica del Gobierno de Cantabria. Su «pasión conservacionista» contribuyo a evitar el expolio de casonas, iglesias y otros ejemplos del legado histórico cántabro que, en la peor época, estaban siendo poco menos que desmontados por piezas, según indicó también.

Las hijas del creador tienen en su recuerdo las tardes de cine en el Ateneo de Santander, del que Pereda de la Reguera fue presidente durante más de una década, contribuyendo, con su espíritu organizativo, a dinamizar la vida de toda la ciudad. Solo su muerte, con apenas 60 años, frenó la inquietud de un personaje conocido y querido, que gustaba de escribir en los bares, fumaba Ideales, era hombre de tertulias y estuvo ligado a buen número de entidades, como el Centro de Estudios Montañeses, el Patronato de Cuevas Prehistóricas o el Centro Iberoamericano de Cooperación de Santander.

Acercarse a Potes para recorrer el legado de Pereda de la Reguera es pues un viaje a una época y una forma de entender el mundo y el arte, de la mano de dos guías directas; sus hijas. «Estaba muy olvidado y traerlo a la memoria colectiva ha sido un trabajo muy emocionante, muy exhaustivo y muy satisfactorio».