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Cientos de personas despidieron ayer al ganadero lebaniego Carlos Vejo, gran defensor e impulsor de la recuperación de la raza tudanca, que falleció el pasado ... domingo a la edad de 84 años. A su funeral, que tuvo lugar en la iglesia parroquial de San Vicente Mártir de Potes, antes de ser enterrado en su localidad natal de Caloca, asistieron vecinos y amigos de toda la región, así como alcaldes de la comarca y personas relacionadas con el mundo ganadero, como Lorenzo González, presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Vacuno de Raza Tudanca que en su día también dirigió el propio Vejo.
Carlos Vejo nació en Caloca en el año 1937 en el seno de una familia de siete hermanos. Sus padres eran agricultores y ganaderos y la vacas tudancas siempre formaron parte de la cabaña familiar.
En el año 1966, Carlos Vejo decidió ir a visitar a su hermano Paco a Retalhuleu (Guatemala). Allí, Higinio Fernández, lebaniego de Tudes, le animó a quedarse y durante tres años fue encargado general de una finca en el país centroamericano. Luego se independizó y con el tiempo tuvo una finca propia de 3.500 hectáreas en la que se cultivaba el algodón y donde también tuvo ganado. En Guatemala vivió once años, pero siempre que podía regresaba a su pueblo natal. El dinero ganado en ese país lo invirtió en comprar ganado, así como fincas, en su siempre añorada Liébana.
Vejo fue el promotor de la iniciativa que sirvió para dotar a la Asociación Nacional de la Raza Tudanca de una finca en Sotama en la que mejorar la raza, algo a lo que también contribuyó regalando un magnífico toro. Durante dieciocho años fue presidente de este colectivo, volcándose para que contase con los mejores ejemplares. Cuando dejó el cargo había logrado conseguir que la finca contara con instalaciones, maquinaria y con una cabaña de 68 tudancas con el mejor perfil genético posible.
La cabaña ganadera de vacas tudancas y casinas, que desde su jubilación en el año 1988 gestiona su hijo Carlos Fidel, es una de las grandes atracciones cada mes de noviembre en la feria de Los Santos de Potes, de la que el ganadero era un visitante habitual, junto a los vecinos de Caloca y de Vendejo, que el día anterior al evento ya bajaban más de 600 ejemplares de vacas tudancas a la capital lebaniega.
El ganadero ya tuvo el reconocimiento de sus vecinos en vida, ya que fue homenajeado, junto a su mujer, Carminín, en la Gala de Liébana del año 2010 y posteriormente, recibió la distinción de Vecero de Liébana, otorgada por la Agrupación Lebaniega de Santander, en el año 2017.
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