Secciones
Servicios
Destacamos
La estampa es verdaderamente de postal: con un día soleado, todo tan verde y el contraste de los picos, con manchitas de nieve en lo alto, Potes –toda Liébana en realidad– parece que posa para la foto. A pesar de ser un día entre semana ... se ve mucha animación, con mucho paseante y gente en las terrazas; parece que hay feria o mercado, pero solo son visitantes, probablemente un efecto de esas vacaciones de Semana Santa cambiadas de otras provincias.
Potes parece poseer el secreto del éxito turístico: hierve de personal cualquier fin de semana –cierto que cuando no hay Feria de la Caza hay Fiesta del Orujo, del Vino o de lo que sea, todo funciona–; los puentes está a rebosar y durante el verano, otro tanto. A partir del domingo 16 de abril contará con un aliciente más: el Año Jubilar.
En la memoria de todos los lebaniegos está el Jubileo de 2006, cuando la fiesta se dio a conocer en todo el mundo –ayudada por un presupuesto millonario, que multiplicaba por cuatro o cinco el actual–, y no se escatimaba en actividades y espectáculos; el siguiente, en 2017, fue, en comparación, mucho más austero, pero sirvió para recuperar el Camino Lebaniego –siguiendo la estela del de Santiago–, que ahora se confía en consolidar. Hay que contarlo todo: si el peregrino caminante purifica su espíritu con su esfuerzo al andar, el conductor también tiene su penitencia. El Año Jubilar ha llegado tan de repente –nótese la ironía–, que se encuentra con la carretera del Desfiladero de la Hermida en mitad de unas obras que no van a concluir en unas pocas semanas. Actualmente se está ensanchando la calzada, estrangulando la circulación en un solo carril en tramos regulados por semáforos. Dicho de otro modo, el que esto escribe estuvo parado cerca de un cuarto de hora antes de seguir la marcha, en una jornada de tráfico moderado, y no pudo menos que pensar en lo que sucederá el día de la apertura de la Puerta del Perdón o cuando Josep Carreras, suplente de Andrea Bocelli, actúe en Santo Toribio.
De momento, en Liébana bastante tienen con atender la demanda de Semana Santa, que en el Hotel Infantado, en Orejo, recibían con un 100% de ocupación. «Para la apertura de la Puerta del Perdón aún no está lleno, pero para Josep Carreras sí», explica Carmen Llanes, en la recepción del establecimiento. «No sé si puede decirse que ahora influye el Año Santo, porque en Semana Santa siempre está lleno. Sí que esperamos más afluencia de gente, y se nota que se está reservando con más antelación: nosotros tenemos ya reservas hasta el puente del Pilar, en octubre».
Carmen Llanes
Hotel Infantado
En Casa Cayo, en Potes, el teléfono tampoco para de sonar, ya sea para reservar alojamiento o para pedir mesa para comer –aún no es mediodía y ya están dándolas para las tres y media–. «Yo diría que con el Año Jubilar la clientela puede aumentar un 30%», calcula Pamela Gómez. «Se incrementa el número de llamadas y de reservas; los fines de semana suele haber eventos, y durante el Año Jubilar se hacen muchos más, así que se nota que en los fines de semana que normalmente son más tranquilos hay más demanda. No obstante, aquí en la comarca tenemos una capacidad, y aunque quieras abarcar más resulta difícil, porque no puedes dar más de lo que dispones».
Y, hablando de atender, los hosteleros de toda Liébana tienen dificultades para encontrar trabajadores. «Es algo generalizado –reconoce Pamela Gómez–. Te preocupas al principio, pero acaba apareciendo gente, aunque a futuro va a ser un problema: la hostelería es un trabajo duro, hay que trabajar como ahora, en Semana Santa, cuando son días de asueto y tranquilidad para la mayoría de la gente, justo cuando aquí hay más quehacer».
«Sí que es complicado –admite Wences Rodríguez, propietario de El Cenador del Capitán, allí cerca–, y si encima viene a Liébana a trabajar y el alojamiento le cuesta la mitad del sueldo...». Porque esa es otra, que en la comarca ya empieza a pasar lo mismo que en Ibiza, y sale mucho más rentable dedicar las viviendas de más a alquiler vacacional, y no al convencional. Y ya empieza a ser difícil incluso encontrar sitio para vivir en los pueblos de los alrededores. «Si pagan mil euros al mes por un apartamento y un trabajador paga 300, ¿a quién se lo alquilas? Hay que hacer algo, subvencionemos cierto tipo de alojamiento para el personal. Son cosas que hay que prever y hacerlas, que no son tan complicadas. El tema del personal es un problema gordo y muy importante para todos».
Wences Rodríguez
El Cenador del Capitán
De hacer cosas este hostelero sabe un rato: además de atender su negocio, ha puesto en marcha una fundación de la que es presidente –la web, www.ventanasdelmundo.com–, que este año se encargará de que muchos niños de familias sin recursos puedan ganarse el Jubileo. Explicado brevemente, la fundación instala esculturas con forma de ventana en lugares emblemáticos, con bonitas vistas, donde el visitante puede sacarse una foto chula y, de paso, hacer una donación –con Bizum, o como se quiera–, que se destinará a financiar vacaciones para estos chavales, y, en esta ocasión, qué mejor destino que Liébana.
A alguien inquieto como él, le parece que falta un poco de implicación y hasta de orgullo por los dones que se le han concedido a la comarca. «Somos unos privilegiados: mira qué día, qué picos, qué todo. Tenemos un parque nacional, un microclima, Santo Toribio y un Año Jubilar, que solo hay cuatro en el mundo. ¡Eso ya es la Champions! Eso se tendría que transmitir: la gente tiene que darse cuenta de que es algo importante, y debe estar orgullosa de ser de Liébana». «Yo veo que va a ser un Año Santo más, con muy buenas perspectivas porque todo el mundo está loco por salir después de la pandemia. Aquí hay gente siempre, y viene porque sí, pero si encima le das un aliciente...».
La Oficina de Turismo de Potes, también Centro de Estudios Lebaniegos, está llena de turistas, aunque Mercedes de Juan, una de sus responsables, dice que ha sido una cosa puntual, que el ajetreo de verdad todavía no ha comenzado. Explica cómo se está poniendo todo en marcha: han abierto el albergue de peregrinos, están preparando una exposición del Año Jubilar, y en la Torre del Infantado ya está lista otra con grabados de Dalí sobre 'La Divina Comedia'. También están ampliando personal en la Oficina –son dos, y se incorporarán otras dos–. «La previsión, por lo que nos han dicho los hosteleros, es muy buena: está casi todo lleno. Ahora mismo estamos recibiendo llamadas continuas, gente que pide muchos detalles de qué hacer, cómo hacer, qué está abierto... Va a haber muchos peregrinos: el Camino Lebaniego se ha consolidado, la red de albergues está funcionando bien... Ha habido momentos en que han estado cerrados, pero es que la gente no venía. Aquí el invierno es difícil y la orografía del Camino es complicada, no es como el Camino de Santiago o el del Norte, que es más llanito, con un clima más suave».
Ana Caso dio el lunes la bienvenida al primer peregrino de la temporada en el albergue municipal. Nueve habitaciones, 52 camas y un precio de ganga por dormir justo en medio del pueblo: cinco euros. Eso sí, no se reserva, y ahí hay que presentarse para coger sitio. «Viendo las llamadas que hay, a partir de esta semana va a ser una cosa loca. Ayer llamaron dos grupos, uno de 40 y otro de 35, pero yo no les puedo asegurar que el día que vengan tienen habitación. Se tienen que arriesgar».
En Casa Wences –que no tiene que ver con el otro Wences–, Juan Bautista Sánchez vende quesos de la región, pastas, legumbres, orujos, artesanía... de todo. «¿Que cómo va a ir el negocio? El año que viene te lo digo», bromea. «Yo creo que gente va a haber, y cuanta más gente, más posibilidades de venta. En el comercio puede ser un 20 o un 30% más».
Cuenta que el valle vive cada vez más del turismo, y que a veces siente un poco de nostalgia por cómo eran antes las cosas, cuando se dependía, sobre todo, del campo, aunque es de suponer que oír cómo suena la caja registradora consuela.
En su opinión, habría que cuidar algo más el Camino por las cosas que dicen sus clientes, que se quejan de que está mal señalizado, que los albergues deberían estar abiertos todo el año... «El que viene en coche y pasa el día aquí se va muy bien, pero el peregrino, si queremos que esto vaya a más, tiene que irse contento: si se va desilusionado, no me gusta».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.