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Nadia Ghulam, escritora y refugiada afgana PEDRO ÁLVAREZ
«Las mujeres de Afganistán son la luz y la esperanza de mi país»

«Las mujeres de Afganistán son la luz y la esperanza de mi país»

Nadia Ghulam, escritora y refugiada afgana, está implicada en proyectos para ayudar a la gente de su país

Martes, 11 de enero 2022, 14:09

Su mirada refleja la esperanza de contribuir a ayudar a mejorar la situación actual en la que viven las mujeres en su país natal de Afganistán. Nadia Ghulam, nació en 1985 en Kabul. Ocho años después, una bomba caída en su casa, la causó gravísimas quemaduras y heridas. Después de estar seis meses en coma y de sufrir muchas operaciones, con once años de edad, tuvo que suplantar la identidad de su hermano fallecido en la guerra, porque era la única opción para llevar alimentos a su casa, donde vivía en compañía de su padre, enfermo, su madre y dos hermanas. Fueron diez largos años de lucha constante y de miedo a ser descubierta. Actualmente, vive en Cataluña con su familia adoptiva y ha dado a conocer su experiencia convirtiéndose en escritora, y creando la asociación «Puentes por la Paz» con la que ayuda a las menores afganas, con la intención de ofrecerlas una educación, para que puedan tener un futuro mejor. Nadia, ha participado el pasado fin de semana en Potes, en la II Jornadas del Voluntariado del siglo XXI, contando su experiencia.

-¿Cuál es la realidad actual de la mujer en Afganistán?

-Están perdiendo toda su libertad, su voz, ya que cada día tienen menos posibilidades de participar en ningún acto, tanto público como familiar. La voz de la mujer se está apagando bastante.

-¿Qué significan las mujeres para el régimen talibán?

-No cuentan con ellas. Para ellos tienen que estar en casa, no tienen libertad para hacer ningún acto, ni público ni político, ni trabajar fuera de casa, ya que solamente pueden cuidar los niños y estar en el hogar. Ellos son muy incultos, no tienen formación ni capacidad de comprender, y son personas muy limitadas.

-¿Su fortaleza y esperanza fueron fundamentales en su lucha diaria?

-No tan solo mi fortaleza sino la de las mujeres de mi familia, mi madre y mis hermanas, porque yo siempre digo que yo soy un ejemplo de esas mujeres valientes y fuertes. No soy una rama pequeña de estos árboles fuertes que han quedado allí, ya que ellas son el ejemplo de fortaleza, lucha y perseverancia en el día a día.

-¿El sufrimiento, la hizo ser una mujer luchadora y más fuerte?

-El dolor que he sufrido me ha hecho ser una persona muy comprensiva, delante de otras mujeres de mi país, porque hay muchos refugiados afganos en el mundo, pero de la forma que estoy viviendo esto, es como muy directo, porque yo he vivido las dificultades, el hambre, la violencia, la discriminación, y ahora me muevo mucho para hacer algo por mi país y esto me da fortaleza.

-¿Fue difícil asumir que iba a suplantar la identidad de su hermano fallecido en la guerra?

-Al principio no fui consciente, ya que pensaba que era cuestión de un día, que las cosas iban a cambiar, ya que era una niña, pero duró diez años donde no pude volver a recuperar mi identidad, y siempre con miedo a ser descubierta.

-¿Ese miedo a ser descubierta la dio más seguridad para afrontar el día a día?

-Claro. Para muchas personas el miedo les limita para hacer cosas, pero yo he sido lo contrario. Gracias al miedo me he convertido en una mujer despierta, que piensa qué puedo hacer ante las dificultades que se presentaban, y por ello me ha hecho ser consciente de todo lo que me estaba pasando a mí alrededor, y así luchar contra estas adversidades.

-¿Qué la ha aportado dar el paso de narrar al mundo su experiencia personal, y la realidad de su país natal en sus libros?

-Para muchos es poder compartir mi historia o ser voz de tantas personas, de tantas mujeres de mi país, una terapia, pero para mí es transmitir una vida muy dura donde vivo esas situaciones. Quiero que sobre todo la gente joven sea consciente de que la guerra destruye, y que hay que pensar en soluciones de paz, diálogo y convivencia. Yo hago de puente entre la gente de Afganistán y de Europa, y creo que se pueden lograr muchos cambios.

-¿Cómo se superan las adversidades en un país devastado por las guerras?

-No puedes superarlo si no aprendes a vivir con las adversidades. Una parte de la gente muere a consecuencia de esa situación, de esa adversidad tan dura y otros como yo, aprendemos a vivir con ellas para poder sobrevivir. El dolor está con nosotros. Nos consideran muchas personas, que somos valientes y fuertes, pero al mismo tiempo somos más vulnerables, porque nos convertimos como en un canal de recibir todas estas dificultades, penas y traumas, y poder transmitirlo como un mensaje positivo, para que la gente aprenda y no repitan estas barbaridades.

-¿Qué significa su madre para usted, a la que está tan unida?

-Mi madre es como mi Dios, y por eso ella es una persona muy importante para mí.

-Detrás de una lucha constante, se muestra una mujer de fe. ¿Usted es creyente?

-Sí. Para mí la fe es la base de mi vida, ya que gracias a ella yo soy una persona que con muchas dificultades he podido estar a la altura de ellas. Yo siempre digo que la fe no puede sustituir los conocimientos, son cosas complementarias, y gracias a la fe y los conocimientos he superado las dificultades.

-¿Qué la ha ofrecido este mundo occidental donde vive en la actualidad?

-Yo no sabía que aquí hay muchas personas voluntarias, que había gente en favor de la paz, que trabajan para que seamos solidarios y no violentos, porque viviendo en guerra constante, pensaba que aquí todos estaban implicados en las fábricas de armas, y por eso estoy muy agradecida.

-¿Cuál es el mensaje de esperanza que quiere hacer llegar a las mujeres de su país?

-Las mujeres están sufriendo mucho en Afganistán, pero son muy valientes, y la esperanza para mí son ellas y por eso son la luz de mi país.

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