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La actuación consiste en la mejora de 17,2 kilómetros de la N-621, entre Castro-Cillorigo y Panes. Foto: Sane | Vídeo: Héctor Díaz

Por el Desfiladero de la incredulidad

Después de 25 años esperando la reforma de la carretera, los vecinos de Liébana dudan de la licitación de las obras

Ana del Castillo

Santander

Domingo, 2 de mayo 2021, 07:34

«Si no veo en sus manos las llagas de los clavos no lo creeré». Los vecinos del Desfiladero de la Hermida, que a estas alturas no entienden de milagros, comparten la misma incredulidad que Santo Tomás en el Evangelio. Por eso el anuncio de la licitación de las obras de mejora en la N-621, entre Castro-Cillorigo y Panes, no ha provocado en ellos saltos de alegría, a pesar de que nunca antes se había licitado la redacción integral del proyecto. «No me lo creo. Solo han hecho 'chapuzucas' y así se va a quedar», cuenta Francisco Caso, que con 80 años y toda una vida reivindicando que el Desfiladero sea seguro, no es la primera vez que sale en El Diario Montañés hablando de lo mismo. Está cansado de «engaños» y anuncios que nunca se cumplen.

Mucho ha llovido sobre las laderas del Desfiladero desde que en los 90 se hablara por primera vez de la reforma integral de la carretera y con tanta lluvia hasta la fe de los vecinos se ha hundido en el cauce del Deva. Es más, los hay tan escépticos que creen que no serán testigos de esa obra: «Esto es como el cuento del lobo. Ya han anunciado que van a hacer el proyecto muchas veces y nada. Algún día lo harán, pero igual nosotros ya no lo vemos. Quién sabe», dice tras la barra del restaurante Casa Paquín la siempre sonriente Marisa Díaz.

Lo que peor llevan los oriundos es que la carretera no esté a la altura de la impresionante naturaleza que la rodea. Un enclave (término que se usa para dotar al lugar de generosos paisajes y un buen puñado de turistas) único en España y perfecto para conseguir likes en Instagram con un porrón de hashtags del tipo #cantabriainfinita, #eldesfiladeromáslargodelpaís o uno de los más usados #beautiful. Sin embargo, este exclusivo paraje no se puede explotar como se merece por, entre otras cosas, falta de seguridad.

Francisco Campo, de la empresa de paquetería Valle de Liébana, lleva 20 años circulando diariamente por los 21 kilómetros de Desfiladero. Sale de Turieno a las seis de la mañana y vuelve al mediodía. Por eso cuando se le tira de la lengua tiene carrete para largo: «He visto de todo: árboles caídos, piedras, cascadas, animales muertos... Hubo un año que las riadas del Deva, a la altura de Urdón, llegaban a la carretera. Daba miedo circular y teníamos que pasar por el carril contrario», recuerda. Pero eso es agua pasada, con perdón del lirismo. El mayor problema del desfiladero es la seguridad. «Cuando te cruzas con autobuses o camiones que vienen de fuera, que no conocen la carretera, los notas con miedo, circulan invadiendo los dos carriles y pueden provocar accidentes», señala Campo. Con la actuación que plantea el proyecto de reforma integral de la N-621 este problema quedaría solucionado, ya que el objetivo es aumentar la seguridad y confort de los usuarios configurando una plataforma de dos carriles de 3 metros de anchura y arcenes de 1 metro.

También se reforzarán los sistemas de protección de la calzada contra desprendimientos de rocas de las laderas, se mejorarán los sistemas de contención de los vehículos y se crearán nuevas zonas de estacionamiento y descanso. Y en este punto, Campo también tiene algo que decir: «He visto piedras del tamaño de un coche y esas, que de vez en cuando siguen cayendo, no las para ninguna malla». El vecino de La Hermida, Carlos Sánchez, que de joven trabajó instalando estas protecciones, comparte opinión con Campo, pero con una puntualización. «Sé lo que hay ahí arriba, si la gente lo viera no vendría, por eso lo más importante es que instalen unas buenas mallas».

El alcalde de Potes, Javier Gómez, siempre se ha mostrado crítico con los anuncios propagandísticos del proyecto, pero en esta ocasión, aunque comprende la desconfianza de los vecinos, quiere creer que será la buena. «Espero que consigamos con el esfuerzo de todos que, por una vez, se cumplan las promesas. Nunca habíamos estado tan cerca». «Es una deuda del Gobierno central con Liébana. Todos somos culpables, tanto los políticos del PSOE como los del PP, porque el candidato siempre ha venido a Liébana y ha prometido hacer todo lo necesario para cumplir con el proyecto y la realidad es que no, siempre se ha quedado en anuncios y, como mucho, pintadas en la carretera», señala el regidor.

Sane
Imagen principal - Por el Desfiladero de la incredulidad
Imagen secundaria 1 - Por el Desfiladero de la incredulidad
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Las diez partes del presupuesto

Y es que nunca antes se habían licitado las obras. «Un paso importante», apunta Gómez. Además, el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicó el pasado jueves el concurso para las empresas interesadas en ejecutar el proyecto, que tienen de plazo hasta las 19.00 horas del 31 de mayo. La actuación cuenta con un presupuesto de 95,74 millones de euros y un plazo de ejecución de 48 meses. Este 2021 se destinará al trasiego de papeleos, más conocido como trámites administrativos, de ahí que no haya partida económica. En 2022 se invertirán cuatro millones; en 2023, 10; en 2024, 25; y en 2025, la mayor cuantía, 56 millones de euros. Pero, ¿en qué se va a gastar ese dinero? Según la Demarcación de Carreteras del Estado en Cantabria, el presupuesto se va a dividir principalmente en 10 conceptos, entre movimientos de tierras, desvíos de tráfico, reposición de servicios, actuaciones de protección de laderas -como las famosas mallas-, los firmes o las estructuras, que es donde se vuelca el 62% del presupuesto. En concreto, 59,40 millones de euros.

El presupuesto

  • Movimiento de tierras 3,12

  • Drenaje 2,89

  • Actuaciones de protección de laderas 8,50

  • Firmes 4,59

  • Estructuras 59,40

  • Señalización 4,50

  • Desvíos de tráfico 4,41

  • Reposición de servicios 3,04

  • Integración ambiental 1,30

  • Gestión de residuos 2,41

Haciendo un alto en el camino después de una dura jornada de pesca y sentado en la parada del autobús del puente de Lebeña está David Álvarez, 'Davicín el de Novales', que sin presumir, asegura que conoce toda Liébana, «cuadra por cuadra, casa por casa y paisano por paisano». Vamos, que se mueve por el Desfiladero como por el pasillo de su casa. ¿Diría que es una carretera segura? «Todas son seguras si en lugar de ir a 100 kilómetros por hora vas a 60. No hay curva mala. No lo es si la tomas bien. Voy a confesar una cosa, yo he bajado muchas veces de Potes a San Vicente medio dormido, mira si es segura», dice no del todo orgulloso. «Desde que ensancharon los puentes se circula mucho mejor. Esta carretera tiene mucho tránsito, sobre todo en los meses de verano. Aquí viven de eso, del turismo. Así que todo lo que sea mejora es bueno para todos», cuenta poniéndose de pie y señalando a un monte. «Este paisaje es precioso. Mira, allí Rocío Durcal grabó una película», dice. «¿No fue Marisol?», pregunta un colega. «No, fue la Durcal».

«Las obras podrían comenzar a finales de este año»

El jefe de la Demarcación de Carreteras del Estado en Cantabria, Fernando Hernández Alastuey, que era subdirector en Madrid cuando se empezó a hacer el estudio de la reforma integral del Desfiladero -incluso redactó el primer intento-, entiende que los vecinos llevan muchos años esperando la actuación, pero ahora «no es un papel, es un contrato». «Un poco de fe», pide.

El proceso de maduración del proyecto ha sido tan extenso en el tiempo porque la tramitación medioambiental «es muy compleja». «Respeto todas las opiniones, pero lo que puedo decir es que ya se han hecho mejoras, más de un 10% está ejecutado, y ahora hay una licitación en el BOE para contratar una obra con todos sus trámites administrativos», señala Hernández.

A esa licitación por parte del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma), le seguirá la contratación de la empresa adjudicataria de las obras dentro de unos meses y «a finales de año» podrían entrar de nuevo las máquinas en el Desfiladero de La Hermida.

Y una vez llegados a esa fecha en el calendario, la actuación, que consiste en la mejora de un total de 17,2 kilómetros de la N-621, entre los kilómetros 154,5 (Castro-Cillorigo) y 174,5 (Panes), contemplará de nuevo cortes totales (y puntuales) de tráfico, «no quedará más remedio». «Todo ese tema está más que estudiado y se hará pensando en provocar la menor incomodidad posible a los usuarios de la carretera, como ya se hizo con la mejora de los puentes: estuvimos coordinados con las autoridades de emergencia, con atención al transporte escolar y de pasajeros, se señalizaron los desvíos alternativos...», recuerda el jefe de la Demarcación de Carreteras en Cantabria. «Si los residentes en la zona han estado esperando décadas para la mejora del Desfiladero de la Hermida, cuando llegue se tendrán que sufrir estos cortes para lograr el objetivo».

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