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El mundo es un pañuelo. Tanto, que en Potes se encuentra desde hace unos días una réplica de la ofrenda (exvoto-reliquia) que realizó el ... conquistador Hernán Cortés en México, allá por 1528. Comienza así, tirando del hilo, una historia curiosa. Resulta que a comienzos del siglo XVI, el conquistador sufrió en México una grave picadura de escorpión y para salvarse, se encomendó a la Virgen de Guadalupe, cuyo monasterio se encuentra en Cáceres, y de la que era muy devoto. Una vez superados los efectos del veneno, Cortés consideró que la Virgen había escuchado su súplica y en su honor mandó confeccionar a orfebres indígenas un exvoto-relicario, una especie de ofrenda para la santísima. La figura se realizó con forma de escorpión y en su interior se encontraba el animal que le produjo la picadura. La historia demuestra que el propio Hernán Cortés le entregó a los monjes custodios de Guadalupe, en Cáceres, el presente relicario en agradecimiento a la Virgen que le había salvado la vida. Sin embargo, la joya desapareció dos siglos más tarde y nunca más se supo de la pieza original.
Ya en este siglo, la historia del exvoto llamó la atención de la Asociación Cultural Frente de Afirmación Hispanista (FAH), con sede en México, formada por un grupo de historiadores y catedráticos que se han dedicado a investigar acerca de esta cuestión. Fruto de esta labor, la asociación ha logrado realizar tres réplicas en plata de la ofrenda, yendo una de ellas a parar a la Casa de Cultura de la villa lebaniega, junto a un busto de Hernán Cortés, en mármol, que se expondrá próximamente en una de las salas.
¿Y por qué en Potes? Pues porque el principal responsable de la asociación mexicana, Fredo Arias de la Canal, es a su vez propietario y mecenas de la Casa de Cultura de Potes. Él mismo se desplazó hasta la villa –en compañía de las historiadoras mexicanas Sofía Velarde y Alma Montero, y de la catedrática en Literatura Hispanoamericana, Lourdes Royano– para hacer entrega del exvoto reliquia y del mencionado busto.
La pieza ha sido recreada de manera que contiene en su interior un escorpión conservado en resina y en su base, 43 incrustaciones de piedras de jade mexicanas, que se corresponden con la edad de Cortés cuando ocurrió el percance. De hecho, Unos días antes, habían hecho lo propio con otra de las copias en el Monasterio de Guadalupe de Cáceres. En este caso, la réplica fue entregada al custodio Fray Guillermo Cerrato. La tercera de las piezas permanecerá en el Museo de Arte Virreinal de México.
La historiadora Sofía Velarde ha sido la encargada de realizar el complejo estudio del exvoto traído por Cortés a España. Por otro lado, la también historiadora Alma Montero, del Museo Nacional del Virreinato de México, gran experta en platería, ha logrado dar con un orfebre en México capaz de realizar las tres réplicas de la ofrenda de Cortés. «Conozco a los plateros actuales del país porque he trabajado mucho con ellos, en exposiciones nacionales e internacionales», expresó la propia Montero. Así dio con Emilia Castillo, la más destacada de los plateros actuales, avalada por una trayectoria en la que ha realizado obras para el Vaticano. Fue Castillo quien «nada más plantearle el trabajo, trazó la obra sobre papel en unos minutos y realizó el relicario perfecto que ahora se muestra en España».
Diversos cronistas desde el siglo XVI hacen mención a una joya relicario que el conquistador mandó fabricar en la Nueva España. Uno de los primeros cronistas en hacer referencia al caso fue Fray Gabriel de Talavera en 1597, entonces prior del Monasterio en el que «el famoso capitán, agradecidísimo de la merced, vino de lo más remoto de las Indias a esta Santa Casa y trajo este escorpión de oro que le había mordido, en este engaste y pieza de mucho valor y de maravilloso artificio, en que los indios se aventajaron».
En efecto, Cortés se trasladó a España en el año de 1528. El especialista José Luis Martínez explica que «después de su llegada al puerto de Palos, hizo escala en diversos lugares, hasta el Monasterio de Guadalupe, donde entregó el preciado exvoto con el que agradeció a su patrona por haberle salvado la vida».
Fue Federico Gómez de Orozco, fundador del Laboratorio de Arte de la Universidad Autónoma de México, quien publicó un pequeño artículo referente a la picadura del escorpión, en la revista Ethnos, en el año 1921. El documento decía lo siguiente: «que yendo Cortés cierto día a visitar sus campos de moreras ubicados en Yautepec (actual estado de Morelos), fue picado por un alacrán de los muchos muy ponzoñosos que hay en la tierra caliente». Y mira tú por donde, una réplica de la ofrenda del conquistador está ahora en Potes, Cantabria.
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