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El municipio de Pesaguero, en el corazón del valle de Liébana, vivió este sábado un acontecimiento que figurará como un capítulo importante en su libro de historia. En un prado de Lerones se celebró por primera vez un festejo taurino, en una plaza portátil ... en la que no cupo ni un alfiler. Sin duda, los poco más de treinta habitantes de esta localidad, a catorce kilómetros de Potes y que conserva algunos vestigios romanos, disfrutaron de un día de fiesta, con un gran ambiente desde primeras horas de la tarde. Aficionados de toda la región, incluso alguno llegado de fuera de nuestras fronteras, se acercaron a Lerones para ver en acción a Guillermo Hermoso de Mendoza, un rejoneador de alternativa, que lleva una gran progresión, y a los novilleros Christian Parejo y Daniel Medina, que quieren abrirse camino en el mundo de la tauromaquia.
El rejoneador y los dos novilleros salieron a hombros por la puerta grande entre una afición volcada con ellos. Hermoso de Mendoza mostró un prodigioso dominio con las monturas y destacó, sobre todo, con la faena realizada al cuarto de la tarde, un toro que tuvo mucha movilidad y al que mató de un rejonazo fulminante. Cortó con este morlaco dos orejas y un rabo que sumó a una primera oreja en el que abrió plaza.
Plaza portátil de Pesaguero: Tarde desapacible y con lluvia. Tendidos llenos. Se lidiaron dos toros del hierro de Rosa Rodrigues, para rejones, y cuatro novillos-toros de Torrealba.
Guillermo Hermoso de Mendoza: Rejonazo y descabello, una oreja. Rejonazo, dos orejas y el rabo.
Christian Parejo: Tres pinchazos, estocada, oreja. Estocada, dos orejas y el rabo.
Daniel Medina: Cinco pinchazos, estocada, oreja. Gran estocada, dos orejas y rabo.
Christian Parejo, a pesar de su juventud, mostró hechuras de novillero puntero. El primer novillo no le ayudó en nada ya que pronto buscó el amparo de las tablas por su condición de manso. Mató de tres pinchazos y una estocada. Se le premió con una oreja.
El sexto fue un toro que tuvo mejores condiciones y al que le pudo realizar una interesante faena por los dos pitones. Un pinchazo y una estocada sirvieron para que cobrase dos orejas y un rabo.
Sorprendió Daniel Medina, que debutaba con caballos en este coso portátil. El primer novillo no le ayudó en nada y mucho menos los cinco pinchazos y una estocada con los que acabó con la vida de su oponente. Aun así se le premió con una oreja. El que cerraba el festejo, que fue premiado con una vuelta al ruedo, fue un novillo con mucha clase y en donde el joven aspirante a matador de toros mostró sus buenas dotes tanto con el capote como con la muleta. Mató de una gran estocada y se llevó dos orejas y un rabo.
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