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Familiares y amigos de la empresa Los Camachos en la viña de Las Adras (Potes).

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Familiares y amigos de la empresa Los Camachos en la viña de Las Adras (Potes). Pedro Álvarez

Tiempo de vendimia en Liébana

Vinos de la Tierra ·

Los viticultores de la comarca trabajan estos días en la recogida de la uva en viñedos autóctonos, algunos de ellos con más de 150 años de antigüedad

Lunes, 28 de septiembre 2020, 06:54

Es tiempo de vendimia, de recogida del fruto, de recompensa después de un año de trabajo y cuidado del viñedo. En la comarca de Liébana estos días se ha iniciado una actividad tradicional que se prolongará hasta la primera semana del mes de octubre. Familiares y amigos de los viticultores participan en la recogida de las uvas, de las cepas centenarias o de los emparrados creados en las nuevas parcelas que tratan de aumentar la producción de una actividad que ha ido mejorando en los últimos años gracias al esfuerzo de empresarios acogidos a la IGP Vinos de la Tierra de Liébana, así como de particulares que aún mantienen unos viñedos centenarios trabajados durante generaciones. Este año, a causa de la pandemia, todo será diferente ya que hay que extremar la seguridad a nivel sanitario y, por ello, los grupos de trabajo son más reducidos.

Según los datos ofrecidos por la Oficina de Calidad Alimentaria (Odeca), en la campaña 2018-2019 a la IGP Vinos de la Tierra de Liébana estaban acogidas cinco bodegas embotelladoras de la comarca y 31 viticultores inscritos. A 31 de julio del pasado año, la superficie de terreno inscrita en la DOP era de 17,04 hectáreas.

La vendimia ha comenzado ya en estos días, por ejemplo, para la empresa Orujo Mariano Camacho. Segundo Cuesta y su esposa, Camino Cotera, tienen la bodega en la localidad de Valmeo, en Vega de Liébana, y cuentan con viñedos propios y arrendados en Tudes, Potes, Pendes y Bedoya. Se trata de viñedos autóctonos, algunos de ellos con más de 150 años de antigüedad, que ofrecen una uva de calidad, principalmente de las variedades Mencía, Palomino y Tempranillo. En cada viña hay también alrededor de quince plantas de la variedad Tintamadrid, que se emplea para dar color al vino, y cuyas uvas antiguamente se utilizaban para pintar la cara de los asistentes a la vendimia.

Este año no ha habido heladas, pero la niebla y la humedad han permitido que, especialmente en el viñedo de las zonas altas, enfermedades como el mildiu o el oidio hayan tenido que ser controladas, estando muy pendientes de las viñas y, sobre todo, de aplicar los tratamientos adecuados a tiempo. La uva blanca ha madurado primero que otros años y la cosecha está siendo muy buena.

Segundo Cuesta ha vivido desde niño la vendimia familiar y considera que «hay que estar muy pendiente de la viña para conocerla a fondo y siempre hay que tener presentes los consejos de nuestros mayores».

En Cabezón de Liébana se encuentra la bodega Picos de Cabariezo, que cuenta con seis hectáreas de viñedo que darán esta temporada entre 40.000 y 50.000 kilogramos de uvas, lo que permitirá sacar al mercado alrededor de 30.000 botellas de vino.

Este año han entrado en producción 3.000 plantas nuevas que se habían plantado hace ahora tres años en los bancales de Morillas (Cambarco), que se corresponden con 2.000 plantas de la variedad de uva blanca de Godello, y 1.000 de la variedad negra de Mencía.

El oso en el viñedo

La empresa, que inició su actividad en el año 2000, cuenta con viñas en La Blanca, Morillas y Los Cos así como en Bedoya, en el municipio de Cillorigo de Liébana. El viñedo plantado entre La Blanca y Morillas está situado en una zona ideal, reuniendo las condiciones de buena orientación solar, en ladera poco frondosa y con inclinación, que permite drenar y que el agua no se estanque. La cosecha ha venido con diez días de adelanto, pero el fruto está sano y la cantidad es la ideal. José Antonio Parra, uno de los responsables de la bodega, reconoce que «este año nos ha entrado por vez primera el oso al interior del viñedo a comer las uvas, pero no ha causado grandes daños».

Otra de las empresas que ya ha vendimiado en la comarca de Liébana es la dirigida por el joven viticultor José María González, de El Marrubio, que también sigue la tradición que inició su padre y que cuenta con viñedos propios y arrendados en Frama, Sierra Tama (Tama) y en el valle de Bedoya. Tenía una viña antigua en Frama y en el año 2015 realizó la plantación de 3.500 plantas en espaldera. La viña antigua cuenta con las variedades de Mencía y Palomino, y la plantación nueva, con la variedad de Mencía. Señala que «este año el fruto se ha recogido antes, pero está muy sano y con buen grado de acidez». «Los pájaros y jabalíes -explica- son los animales que más problemas causan al fruto, causando a veces importantes destrozos».

José María tenía la ilusión de sacar su marca personal de vino al mercado y confirma que «este año lo vamos a hacer realidad». «Es el primer año que encubamos y para mediados del próximo año sacaremos nuestra propia marca en vino blanco y tinto».

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