La Torre del Infantado tuvo en julio más de 5.000 visitantes, un millas más que en el mismo mes del pasado año

La procedencia de la mayoría de estos visitantes es la comunidad autónoma de Madrid, seguida de País Vasco, Asturias, Castilla y León y Comunidad Valenciana. Junto a ellas es también destacable la presencia de turistas procedentes de Murcia y de provincias andaluzas como Sevilla, además de la de visitantes cántabros.

En lo que a visitantes extranjeros se refiere, Francia y Holanda son los países de origen con más visitantes al museo de la Torre del Infantado durante julio, si bien se ha reducido el número en comparación con el mismo mes del año pasado, al igual que destaca la ausencia de turistas británicos, que en 2019 fueron los más numerosos, seguidos de franceses y holandeses.

La directora general de Acción Cultural, Gema Agudo, ha puesto en valor el balance de visitantes alcanzado el pasado mes de julio «a pesar de la actual situación generada por la pandemia»; y ha remarcado la importancia de poder visitar éste y otros centros culturales «aunque haya que hacerlo con el uso obligatorio de mascarillas y adoptando otras medidas sanitarias».

También ha recordado que la Torre del Infantado abrió el pasado 26 de mayo, con visitas por la mañana, y que desde el 16 de junio se puede visitar tanto por la mañana como por la tarde.

«Pese a la situación actual, la gente está respondiendo positivamente. La afluencia de visitantes este mes de julio ha sido notable. Y eso es porque el museo ha implantado medidas de prevención que hacen que los visitantes entren con seguridad y confianza«, ha explicado Agudo.

En su opinión, «estas medidas de seguridad y preventivas contribuyen a que las personas que eligen Cantabria y, en este caso, Potes, disfruten con tranquilidad de la propuesta cultural de Liébana».

La directora general de Acción Cultural ha recordado que en el museo se puede visitar la colección permanente más grande del mundo de facsímiles de los denominados Beatos, incluidos en el Registro de la Memoria Mundial de UNESCO, la obra del célebre escultor cántabro José Cobo, que permanecerá hasta el 30 de septiembre, y la colección de trajes del siglo XVI de la autora Vera Simons.