![Efectivos de Protección Civil, bomberos del 112, Guardia Civil y de otras fuerzas colaboraron durante horas con los vecinos.](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/201912/20/media/cortadas/liebana%20(17)-k90C-U901016402066ZI-624x385@Diario%20Montanes.jpg)
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Pedro Álvarez
Vega de Liébana
Viernes, 20 de diciembre 2019, 10:17
Los vecinos de la localidad lebaniega de La Vega no recuerdan un desbordamiento del río Quiviesa de la magnitud de lo que han visto esta madrugada. La alarma ya saltó en la tarde de ayer ante el crecimiento desmesurado del cauce que desciende desde San Glorio. Ocurrió lo mismo en el Ríofrio, lo que hizo que algunos vecinos se fueran de sus casas. Enseguida se pusieron medios para intentar paliar los daños y llegaron al pueblo dos camiones de bomberos del Parque del 112 de Tama, agentes de la Guardia Civil, Protección Civil, operarios del Ayuntamiento y guardas: todos se han pasado la mitad de la noche haciendo frente a las emergencias.
El polideportivo municipal y la piscina quedaron totalmente inundados y el agua se instaló también en las carreteras debido al gran crecimiento del Ríofrio. Esto obligó a decidir cortar la entrada a la localidad en las inmediaciones del camping. También se optó por dar una salida alternativa para los vehículos procedentes de pueblos como Dobres, Bárago, Soberado, Valcayo o Señas.
Las dotaciones de bomberos se centraron en achicar agua de alguna de las viviendas, pero llegó un momento en que la corriente pasó por encima del puente peatonal sobre el Quiviesa (el que une la plaza con el resto del pueblo) y a las 01.30 horas la situación se complicó mucho porque troncos y ramas taponaron el puente. Con la ayuda de un tractor y con mucho riesgo se tuvo que romper una parte de la estructura del puente para permitir que pasara por allí el agua.
Los vecinos han pasado la noche achicando agua de garajes y bodegas con cepillos y calderos y, en algunas, por precaución, tuvieron que instalarse en la primera planta. A las 01.30 horas dejó de lloverr y poco a poco fue descendiendo el nivel del agua, aunque el río seguía bajando con gran fuerza. Juan Zurro, de Potes, colaboró desplazando hasta La Vega treinta metros de planchas de hormigón que hicieron una gran labor de protección ante algunas casas.
A la 01.00 horas, el alcalde, Gregorio Alonso, se mostraba muy preocupado. «Esto es algo cíclico, lo recuerdo en cuatro ocasiones en los años que llevo de alcalde y cada vez va a más. Al mediodía, al ver que el agua subía, comenzamos a preparar una serie de materiales que nos iban a hacer falta, como así ha sido. No recuerdo que nunca el agua pasara por encima del puente del madera peatonal».
Preocupación del Ayuntamiento
Alonso reconocía que el Ayuntamiento «se ve impotente en acometer una infraestructura de prevención de las avenidas de este calibre. Se han mantenido contactos con la Confederación Hidrográfica y también se ha comunicado el problema al consejero de Obras Públicas, que se comprometió a redactar un proyecto porque no cabe duda de que habrá que tomar medidas. Hoy habrá que hacer balance de los daños materiales. He oído a que a un vecino, la riada le ha llevado cuatro vacas que se encontraban junto al margen del río».
Carlos Díez, propietario de la vivienda que hubo que desalojar por encontrarse en zona próxima a la unión de los dos ríos, se mostró muy preocupado. «Al ver que por la tarde, el nivel del agua no paraba de subir saqué de casa a mi mujer y a los niños», contó. En la casa han resultado muy afectados el salón, una habitación, un cuarto de baño, el garaje y la sala de calderas. «Los enseres más importantes los subí a la primera planta y luego sellé con silicona la puerta y el garaje. Lo que más me preocupa es el muro que separa la casa de los dos ríos: si falla la pared, se puede caer la vivienda».
Belén Pérez, propietaria de la vivienda familiar y la posada 'Casa Leny' junto al puente desbordado, también estuvo muy nerviosa, viendo que el agua anegaba la finca y se introducía en dos de las viviendas. «Tenemos más de medio metro de agua dentro. Los bomberos han achicado lo que han podido, pero se ha inundado todo. No recuerdo nada igual. En el año 200, en el 2006 y en el 2012 ya hubo inundaciones... El año pasado libramos, pero no contábamos con esto. Hemos subido lo que se ha podido a las plantas superiores de la casa y, ahora, a esperar que el nivel del agua baje». Otros afectados han sido Irene Celis, en cuyo garaje quedaron cubiertas maderas y un vehículo o Mariano Gómez, concejal del Ayuntamiento. Su esposa agradecía que una plancha de hormigón había evitado que el río no pasara a las casas.
A las cuatro de la mañana, la situación había mejorado algo en la zona, aunque el río aún bajaba con fuerza.
Un argayo provocado por la caída de árboles ha obligado esta mañana a desalojar una vivienda ubicada en la ladera contingua en La Frencha, en Camaleño.
De momento, y a la espera de una revisión técnica, la casa no se puede habitar, ha informado el Centro de Gestión de Emergencias 112 de Cantabria.
Bomberos del parque de Tama han retirado parte del tronco de uno de los árboles derribados, que da a la casa, han asegurado otros y han limpiando la zona
El argayo ha provocado también la caída del tendido eléctrico.
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