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Alrededor de una quincena de vecinos se reunió ayer con el alcalde de Cabezón de la Sal, Víctor Manuel Reinoso, para protestar por la expropiación de sus fincas como consecuencia de las obras que la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) efectuará sobre el río Saja ... , en colaboración con la Consejería de Obras Públicas y los ayuntamientos de Cabezón y Mazcuerras, para evitar futuras inundaciones. El proyecto a tres bandas implica la ejecución de infraestructuras verdes tipo mota (linde de tierra con el que se detiene el agua), con las que proteger las pedanías de Carrejo-Santibáñez y Ontoria-Vernejo de las fuertes avenidas del Saja. Sin embargo, para ejecutar estas construcciones, es necesario atravesar en torno a «setenta fincas», según detalló ayer el alcalde.
Los vecinos más afectados mostraron ayer su disconformidad con esta medida al considerar que «no es necesaria tal expropiación, ya que disponen de suficiente terreno público donde se pueden realizar los trabajos para encauzar el río, sin necesidad de quitarnos nuestras tierras», explicaba ayer a la puerta del Consistorio Juan Carlos Suárez, vecino de Vernejo, que posee una finca de una hectárea. «Tendría que deshacerme de 1.500 metros de terreno, pero estoy seguro de que se puede construir esa protección más cerca del río, sin que afecte tanto a nuestras propiedades». Juan Carlos y otros propietarios que prefirieron no dar su nombre dejaron claro que «estamos a favor de que se efectué una obra sobre el río porque no queremos que se inunden nuestros pueblos, pero lo que van a hacer es un atropello», apuntaban dos hombres tras salir de la reunión, notablemente molestos.
La mayoría desconoce cuánto les pagarán por sus terrenos, pero no es lo que más les preocupa. Lo que quieren es seguir conservando lo que es suyo. «A mí me quitan un trozo pequeño de finca, pero es mía y no tengo por qué perderla, sobre todo teniendo en cuenta que el proyecto es una aberración», apuntaba otro particular. Aseguran que la construcción de esta especie de montículos para evitar los fatales desbordamientos del Saja «se puede realizar unos metros más allá, de forma que afecte a los terrenos públicos», no a los privados.
Los asistentes a la reunión recibieron ayer las explicaciones pertinentes sobre el proyecto por parte de los técnicos municipales y del alcalde del municipio, quien aseguró que «son varios los ciudadanos que han acudido al Consistorio con cita previa para pedir información acerca de las obras sobre el río Saja desde que el expediente se sometió a exposición pública», hará unas tres semanas –permanecerá hasta cumplir treinta días–.
«No me ha gustado lo que he visto», comentaban en la mañana de ayer algunos al término de la reunión. «Nosotros somos los primeros que cedemos las fincas si es necesario, porque estamos hartos de las inundaciones, pero hay puntos donde existe una distancia de trescientos metros entre el cauce y nuestros terrenos ¿no es suficiente para construir esa escollera?».
La respuesta se la darán los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico el miércoles de la próxima semana, cuando el alcalde ha organizado un segundo encuentro, al que invitará además a los representantes de las juntas vecinales y concejales de todos los grupos políticos. Reinoso incidió ayer en que «desde el Ayuntamiento hemos facilitado la información a quienes nos la han pedido, porque los vecinos están en su derecho de protestar». También recordó que Cabezón «es cien por cien inundable, como hemos podido comprobar en los últimos años con las inundaciones» y que el proyecto que se va a ejecutar sobre el Saja «es fruto del trabajo de campo de los profesionales que conforman el equipo redactor, que se basan en estudios sobre el comportamiento del río en los últimos quinientos años». El regidor dejó claro que en este punto «el beneficio general debería estar por encima de los intereses particulares, causando, eso sí, cuantos menos problemas a los vecinos». Y ese es precisamente el asunto que está sobre la mesa. Tanto el alcalde como los particulares saben que es complicado cambiar un proyecto de la Confederación. «Ya sabemos que con ellos es difícil negociar», decían antes de marcharse a casa.
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