«Los albergues revitalizan los pueblos»
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La joven barcelonesa afincada en Cantabria, además del lugar de descanso, propicia que los peregrinos disfruten de experiencias que no olvidaránLos cansados peregrinos que realizan los Camino del Norte o el Lebaniego encuentran en San Vicente de la Barquera o en la pequeña localidad de Cades no solo un lugar para el descanso tras las largas etapas del recorrido. También disfrutan del trato de la ... joven Erika Chamero, hospitalera de ambos albergues, que irradia ilusión, optimismo y vitalidad, y que propicia el compartir nuevas experiencias y vivencias que para muchos terminarán siendo momentos muy especiales en el largo recorrido.
-¿Cómo una chica de Barcelona acaba como hospitalera en un pueblo de Cantabria?
-Me vine a vivir a Cantabria con 19 años, decidí estudiar Turismo por lo que siempre he estado vinculada con actividades relacionadas con los alojamientos en sus diferentes modalidades. Vivir en el mundo rural por atractivo que parezca también tiene sus complejidades y dificultades sobre todo en el empleo. Me surgió la oportunidad de poder hacerme cargo del albergue en Cades, en el valle del Nansa que es donde siempre he querido estar así que me lancé a ello.
-¿Cuál era hasta entonces su relación con los caminos de peregrinaje?
-Desde pequeña siempre me llamó la atención lo que oía hablar de la peregrinación y del Camino de Santiago, así que me lancé con una amiga e hicimos una etapa y luego el Camino Lebaniego y eso me cambió la perspectiva de lo que es caminar, de cómo se puede vivir de otra manera, compartir, en definitiva disfrutar de otro modelo de vida.
-¿Cómo se ha hecho con la gestión de los albergues de Cades y después del de San Vicente?
-En el año 2017 el Ayuntamiento de Herrerías buscaba a alguien para hacerse cargo del albergue de Cades coincidiendo con el Año Lebaniego. Por mi vinculación profesional con los alojamientos y a pesar de que en ese momento estaba trabajando lo cogimos a modo de prueba y funcionó estupendamente. Después llegó el de San Vicente que surgió por la necesidad de contar en un punto estratégico como ese con una instalación muy demandada, por lo que creamos la Asociación de Cantabria en el Camino.
-Además todo ello con el covid de por medio.
-En todo ese proceso ha tenido mucho que ver la pandemia, el pensar las cosas, ver las necesidades y el intentar darle soluciones. El albergue de San Vicente está en un local de la congregación de los Claretianos que tenía bastantes deficiencias por lo que fue complejo ponerlo en marcha.
-¿Los albergues son solo un lugar para el descanso tras una etapa o terminan siendo algo más?
-Pues además de ser una parada tras esos 25 o 30 kilómetros que el peregrino recorre cada día, es el lugar en el que se juntan, conocen a gente, comparten experiencias, vivencias, y momentos que muchas veces terminan siendo especiales, ya que no es algo rutinario. Para muchos es la oportunidad de vivir experiencias novedosas. Además los albergues tienen mucha importancia para los pueblos, sobre todo del mundo rural, les revitaliza y hace que la gente se sienta parte del camino.
-¿Y a usted que le aporta esta experiencia?
-La relación con el camino al final es una filosofía de vida, acoger a la gente y hacer que se sientan como en casa, propiciar que se cree un grupo unido, eso termina siendo algo recíproco, no solo entre los peregrinos, también entre ellos y yo.
-Habrá conocido a gente muy diferente, tendrá muchas experiencias y anécdotas. ¿Cuál recuerda de manera especial?
-En este tiempo ha pasado mucha gente maravillosa de los que guardo muchos recuerdos agradables, pero por citar a alguien recuerdo a Paco que realizó su primera experiencia de peregrinajes en el Camino Lebaniego en temporada baja. Le pilló una nevada que duró 4 días en los que estuvo en el albergue y se creo ese vínculo especial que se mantiene con el paso del tiempo. Se fue a su casa y regreso en otro momento para finalizar el recorrido y esa experiencia le llevó a recorrer otros caminos diferentes.
-También compartió protagonismo en el programa 'Volando voy' de Jesús Calleja.
-Fue una experiencia extraordinaria e inolvidable con el que nos propusimos convertir al Lebaniego en el primer camino que admitiera mascotas en sus albergues, algo que logramos, además tuvo una extraordinaria repercusión que se mantiene a día de hoy entre muchos de los que deciden hacerlo
-¿Como es el día a día de una hospitalera?
La gestión de los albergues lleva bastante tiempo desde atender el teléfono, informar, ver que no falte nada para el desayuno o las comidas que se puedan preparar, tratar de cubrir las necesidades en las que podamos ayudar a cada uno de los que recibimos... Son numerosas y muy variadas las cosas que surgen en el día a día, termina siendo mucho trabajo; no es solo dar de cenar y desayunar. Pero todo ello lo ves recompensado con la gratitud de la gente. Eso me da la energía necesaria para volver cada día con más ilusión y ganas.
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