El alcalde de Cabezón sobre el control de acceso a las secuoyas: «No se puede poner puertas al monte»
El regidor se reunirá el miércoles con la consejera de Desarrollo Rural para valorar soluciones al impacto de las visitas en el bosque
Al bosque de las secuoyas de Cabezón de la Sal se puede acceder por los cuatro costados. El monumento natural se estira a lo largo ... y ancho del monte a la izquierda de la carretera en dirección a Comillas, por lo que controlar quién entra y por dónde sería una labor «complejísima». Así lo considera el alcalde de Cabezón, Víctor Manuel Reinoso (PRC), que el próximo miércoles se reunirá con la consejera de Desarrollo Rural, María Jesús Susinos, para valorar –de nuevo– posibles soluciones a la masificación –lo visitan 300.000 personas al año– que sufre este enclave de gran valor medioambiental. Un tanto derrotado, el regidor es consciente de que el impacto turístico «no lleva solución», pero sí espera al menos mitigarlo. Frenar el flagrante deterioro –se aprecia a simple vista por la delgadez del tronco de algunos ejemplares justo a la altura de las personas, que los abrazan– del complejo natural. Aunque se han implementado varias medidas disuasorias, hasta ahora no se ha logrado el resultado esperado, es decir, parar la degradación. La llegada de la época estival, que es cuando los visitantes acuden 'en avalancha', pone de nuevo a las secuoyas en el foco mediático.
El Gobierno de Cantabria anunció en septiembre de 2024 su intención de activar un sistema de reserva para visitar el monumento natural de cara al verano que está a punto de llegar. Algo similar a lo que ya se hizo, de forma experimental, en el Faro del Caballo de Santoña o en la playa de las Catedrales de Asturias. Que todas aquellas personas que quieran ir a las secuoyas, tengan que reservarlo previamente. Nada se ha dicho de forma definitiva sobre la propuesta, pero al alcalde de Cabezón no le parece que sea «viable». «No se pueden poner puertas al monte», explica. Precisamente como medida disuasoria, hace años se creó un acceso por la parte sur del complejo, en la carretera en dirección a Treceño. También se habilitaron aparcamientos y una pasarela peatonal. Una alternativa a la entrada principal y al resto de 'rendijas' por las que se puede acceder al corazón del bosque. «No es fácil controlarlas todas –las entradas– y tampoco se pueden taponar los accesos por si se da una situación de emergencia», alega Reinoso, que está, no obstante, dispuesto a escuchar «a los técnicos de la Consejería, que son los que tienen más conocimientos acerca del tema».
Tampoco hay una fórmula mágica. No la hay porque la conservación de este espacio depende en gran parte, de la responsabilidad de las personas que lo visitan. La Dirección General de Montes organizó el año pasado 'patrullas' de agentes para vigilar el entorno. Su función era disuadir a los turistas de abrazar, tocar e incluso arrancar el tronco de los árboles, apelando al civismo ciudadano. También se colocaron carteles advirtiendo del asunto gracias a una iniciativa vecinal y de colectivos concienciados con el cuidado y la protección del ecosistema. El Ayuntamiento de Cabezón contrató a una empresa para acondicionar varias sendas en torno al complejo y repartir así el peso de la gente. «Pero nada de esto sirve si las personas siguen sin concienciarse», reitera el regidor. «Desgraciadamente, mientras no haya un control efectivo y se multe a quien no respete el entorno...». Reinoso deja la frase en suspenso.
Seguridad vial
A este panorama, hay que añadir un problema de seguridad vial que también es, en gran parte, responsabilidad de las personas. Aunque se han habilitado aparcamientos y una senda peatonal que comunica éstos con el bosque de las secuoyas, en verano resultan insuficientes y los visitantes aparcan donde pueden. Aunque no se pueda. Los arcenes, las fincas colindantes o las rayas amarillas se llenan de vehículos mal estacionados. Los turistas «aparcan al otro lado de la carretera y cruzan en una zona donde no hay paso de cebra». Ni visibilidad. «Se ponen en peligro ellos y ponen en peligro a los conductores». Esta situación es vox pópuli, «pero es que si no entran, en vez de esperar o volver otro día, aparcan donde sea», repite el regidor.
Un mal irremediable, por otro lado. «Las secuoyas aparecen en todas las guías turísticas de Cantabria, junto a la cueva de El Soplao o Cabárceno, es ya uno de los recursos más promocionados y exitosos». El bosque es único en Europa, pero hasta el suelo está empezando a verse afectado por las pisadas. Es deber de las instituciones encontrar el equilibrio entre explotarlo como recurso turístico y conservarlo como joya natural.
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