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Los alumnos del CEIP Valdáliga seguirán sin clases hasta nueva orden, es decir, hasta que los técnicos analicen lo sucedido en el tejado de uno de los dos edificios del centro escolar -cuyo tejado colapsó este lunes- según informaron ayer desde la Consejería de ... Educación. A la espera de lo que resuelvan los técnicos, el Ayuntamiento ha puesto a disposición de los interesados un servicio de ludoteca en el polideportivo municipal (ubicado en Treceño) a la que podrán asistir todos los escolares que lo deseen. El centro cuenta en la actualidad con 110 alumnos de entre 2 y 12 años.
El pasado lunes, fiesta local en Valdáliga, el público que asistía a la feria ganadera que se celebraba en una finca contigua al colegio, se vio sorprendido por el estruendo que provocaba el hundimiento de una parte del tejado del centro escolar. Precisamente por ser fiesta local, en el colegio no había actividad docente esa jornada. Según informaban desde la Consejería de Educación, las clases quedaban suspendidas «hasta que se pueda garantizar la seguridad» de los escolares.
El alcalde de Valdáliga, Lorenzo González, que ayer acompañó a los técnicos en su recorrido por las instalaciones del centro, explicó que la parte del tejado correspondiente al otro bloque del edificio del colegio no padece ningún problema, por lo que confía en «que pronto se pueda reubicar a los niños». Eso sí, siempre que se cuente con la certeza técnica de que están seguros.
Los bomberos del parque de Valdáliga, que llegaron al lugar de los hechos pocos minutos después de producirse el suceso, constataron el colapso parcial de la cubierta de uno de los edificios y comprobaron su magnitud. De hecho, se abrió un boquete de entre 10 y 12 metros de longitud que no tuvo mayores consecuencias, ya que el escombro se quedó en la placa de hormigón del falso techo por lo que no afectó a las aulas.
Según los primeros datos observados por los técnicos del 112 in situ, la causa del derrumbe pudo residir en el hecho de que el hierro de las viguetas de hormigón del tejado estaba oxidado y, como consecuencia, se hinchó, perdiendo así su capacidad portante.
Durante las horas siguientes al colapso del tejado, los bomberos, con ayuda de la autoescala, colocaron un toldo para prevenir que las posibles lluvias afectaran al interior del edificio.
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