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Un grupo de visitantes, en el interior de la ferrería. Javier Rosendo
15 años de viajes al pasado en la Ferrería de Cades

15 años de viajes al pasado en la Ferrería de Cades

Referente turístico ·

Este singular conjunto situado junto al río Nansa celebra su aniversario con visitas que hacen vivir una «experiencia sensorial única»

VICENTE CORTABITARTE

San Vicente de la Barquera

Miércoles, 6 de julio 2022, 07:15

El valle del Nansa que es una de las comarcas más bellas de Cantabria pero también una de las que más ha sufrido el abandono y la despoblación en las últimas décadas, cuenta desde hace quince años con la rehabilitada Ferrería de Cades, que se ha convertido en un importante recurso cultural y turístico que ha logrado atraer a más de 110.000 visitantes que no solo disfrutan de la visita de un lugar único por su patrimonio y singularidad, sino que también pueden vivir una experiencia sensorial única.

Precisamente en estos días se cumplen los quince años de la apertura de manera oficial de la ferrería, que se realizó en el mes de julio del año 2007, después de un largo proceso de gestiones que culminó con la rehabilitación integral del histórico edificio que se encontraba en muy mal estado de conservación, trabajos que se complementaron con la reproducción fidedigna de la vieja maquinaria de la que apenas quedaban restos.

Paralelamente, se le dotó del contenido museográfico y, lo más importante, se creo el equipo de Dinamización Patrimonial del Grupo de Acción Local del Saja-Nansa, que desde entonces viene ofreciendo las visitas guiadas con las demostraciones de funcionamiento de la ferrería, desarrollando también una amplia variedad de actividades y talleres especialmente dirigidos a la comunidad escolar, con lo que se ha conseguido que de los 113.495 visitantes contabilizados hasta el pasado año, 20.104 hayan sido niños que han disfrutado de una manera lúdica y participativa de este relevante patrimonio de la comarca del Nansa.

A la visita de la ferrería se unió al poco tiempo la visita al antiguo molino situado en el mismo conjunto y la puesta en valor del excepcional camino de ribera y bosque autóctono que lo rodea, formando todo ello un espacio mágico de extraordinario valor patrimonial y singular belleza natural.

«A lo largo de estos años hemos visto pasar por la ferrería a muchas familias ya que a los niños es una actividad que les encanta. De hecho, algunas de ellas casi han convertido su visita en una tradición, como es el caso de una familia catalana que, nada más llegar cada verano, tienen que venir a vernos porque el hijo es lo primero que quiere hacer en Cantabria», señala Rebeca Tuero, una de las responsables de este espacio, al tiempo que destaca que «es muy bonito y especialmente emotivo ver cómo algunas personas mayores que residen en esta zona se emocionan al entrar en el molino, porque recuerdan haber venido de niños a traer el grano para moler».

Cuando se empezó este proyecto sus responsables tenían clara su gran importancia, pero a diferencia de lo que se ha hecho en otros sitios, no quisieron quedarse solo en su restauración, sino que trabajaron para que hoy día sea una de las pocas que en todo el país puede visitarse y ver cómo funciona.

Más que una visita guiada

«Eso es lo que nosotros consideramos que la hace tan especial, no solo contamos cuál es su historia o cómo se trabajaba en ella en los siglos XVIII y XIX, sino que vamos más allá, nuestros visitantes ven en directo las máquinas de ambos ingenios funcionando, perciben los olores, sienten los sonidos... en definitiva hemos conseguido que se convierta en una experiencia sensorial única. Además, estamos trabajando en la transmisión de un patrimonio inmaterial, como es el oficio ya desaparecido de arozas y ferrones, y también de los molineros, que al final son los verdaderos protagonistas de esta visita», señalan desde el Grupo de Acción Local Saja-Nansa.

Su presidente, Secundino Caso, destaca que «desde hace más de 30 años una parte fundamental de nuestra labor es trabajar en el desarrollo del territorio y en preservar su patrimonio. La ferrería no es sólo un reclamo turístico que queremos potenciar, sino que se trata de un recurso cultural imprescindible para entender el pasado de nuestra comarca. Por eso queremos celebrar estos quince años al frente de su gestión impulsando su visibilidad dentro y fuera de Cantabria y para ello tenemos previsto diseñar varias iniciativas con motivo de esta conmemoración».

Por su parte, Mariana Gómez, la otra responsable del centro, resalta que «todos nuestros visitantes salen contentos, sobre todo porque creemos que no se esperaban vivir algo así, algo que realmente los transporta a otra época a través de los sentidos. Y es que la magia no reside solo en el relato que escuchan y en lo que ven, sino también en lo que perciben a través de sonidos y olores, haciendo que sea una experiencia inolvidable».

Visitantes que responde a un perfil muy amplio como estudiantes, público familiar, asociaciones o centros educativos entre otros, en su mayoría público nacional que se concentra sobre en periodos vacaciones.

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