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«A todos los que contribuyen con esa cultura diaria como eje vertebrador de unión, de progreso, de presente y de futuro». Es a quienes representó ayer el artista Pedro Sobrado en su pregón del 57 Día de Cantabria, en el que recordó cómo «en ... tiempos de pandemia, hace tan solo tres años, la cultura sirvió para mantenernos en activo y lúcidos cuando ni siquiera podíamos relacionarnos, ni salir a la calle». Bajo la carpa del parque Conde San Diego −que sirvió para resguardar a los presentes de la lluvia− y frente a autoridades y público deseosos todos de escuchar atentamente cada palabra que saliera de la boca del pintor, avisó desde un inicio de que no es «hombre de grandes discursos», pues prefiere reflejar su «universo creativo» en sus cuadros. «A través de ellos, hablo mucho más de cómo soy, de lo que siento y de lo que me lleva a seguir pintando después de tantas décadas viviendo de mi pintura», explicó.
Entre los asistentes estaban la presidenta de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga; la presidenta del Parlamento, María José González Revuelta, y el alcalde de Cabezón de la Sal, Oscar López. Este último, «novato en estas lides», como él mismo subrayó, presentó al pregonero como «un plasmador de sueños de acuarela» y aprovechó para adelantar que el Día de Cantabria, que se celebrará la próxima semana, «se hará carne en los montañeses que desfilarán por sus calles y en las vacas tudancas que desfilarán por ellas».
Por su parte, la presidenta, para quien también ha sido su primer pregón en el cargo, retrató al pregonero como «un cántabro universal, sencillo, discreto en sus formas, pero presente en infinidad de hogares». Por los trazos que el artista dedica a la feminidad, extrapoló Sáenz de Buruaga, «la importancia de la mujer en este Día de Cantabria». «Sobrado es marca de esta región y es marca España y su presencia en la cultura contemporánea es indiscutible», concluyó.
Sobrado, tras lanzar un inesperado chupinazo, que se incluyó en el protocolo como novedad, repasó algunos destinos a los que le ha llevado su arte, donde espera haber sido «un buen embajador de Cantabria». Desde París a Madrid, para finalmente regresar a esta región, donde vive. En la capital vivió la movida madrileña junto a todos sus protagonistas, «que van desde Luis Eduardo Aute hasta Alaska, pasando por Almodóvar» en esas noches en las que sus obras bebían de un momento de ebullición cultural y apertura del país, allá por los años noventa. Luego, sintió que debía comenzar una nueva etapa y regresó a Cantabria en el año 2000. «Nuevo siglo, nueva vida y también nueva etapa creativa».
Comenzó entonces a pintar los paisajes de Cantabria que tanto le inspiraban y a quienes hizo un hueco en su discurso: «Las cabañas pasiegas, los interiores de aquellas casas con olor a lumbre y sus gentes». Los llevó a su estilo y los adaptó a su pintura. Por aquel entonces, se sentía atraído por «nuestra cultura más auténtica, esa que nos distingue y nos da valor como autonomía geográfica y cultural».
Al recordar las numerosas ocasiones en las que las instituciones han querido contar con su obra para ser representante cultural de la región en distintos momentos, no quiso dejar atrás el bisonte que pintó y que representa a Cantabria para los reyes de España, otros regalos institucionales encargados por el presidente José Joaquín Martínez Sieso ni el Quijote, «símbolo de nuestra literatura más universal» y que también adaptó a su estilo pictórico.
A las nuevas generaciones de creadores, las animó a que busquen su «identidad artística como pintores, que investiguen y crezcan, pero conservando todo aquello que les haga únicos como artistas porque es la única manera de crear tu propio universo».
El broche al acto lo puso una vez más la Coral Voces Cántabras, acompañado del Grupo de Danzas Virgen del Campo, que interpretó 'Salutación a la Montaña', 'Salutacióna Cabezón' y el himno de Cantabria.
En los próximos días, Cabezón vivirá sus festejos, que tendrán como referencia la jornada del domingo 13, Día de Cantabria, o de La Montaña, como lo siguen conociendo los vecinos.
Alo largo de sus 57 años de historia, el Día de Cántabria ha contado, como pregoneros, con personalidades de renombre en distintos ámbitos. Desde que el historiador Ciriaco Pérez Bustamante leyó su pregón en el año 1964, hasta que el del médico Tomás Cobo Castro, que era el último hasta ayer hiciera lo propio, han pasado por el escenario, uno por cada año. Algunos han sido: Concepción Revuelta (2019), Lidia Falcón (2018), Miguel Ángel Aguilar (2017), Nacho Vigalondo (2016), Fidel de Mier (2015), Hugo Lebaniegos (2014), Juan María Parés Boj (2013), Manuel Ángel Castañeda (2012), Carlos Galán (2011), Gloria Ruiz (2010), Francisco Javier Pradera (2009), Salvador Ordóñez (2008), Carmen Cossio (2007), Manuel Díez de Velasco Vallejo (2006), Jesús de la Serna (2005) y José María Pérez González (2004).
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