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Ayudas que dan vida al Saja-Nansa

Ayudas que dan vida al Saja-Nansa

Programa Prima. Esta iniciativa ha permitido crear nuevos servicios y pequeños negocios en la zona

Vicente Cortabitarte

San Vicente de la Barquera

Sábado, 1 de enero 2022, 08:51

La Asociación de Desarrollo Rural Saja Nansa –que gestiona los fondos europeos Leader en esta comarca– ha cerrado el ejercicio 2021 con 33 contratos de impulso a diferentes iniciativas publicas o privadas que se han visto beneficiadas con 720.130 euros de ayudas. Un dinero que ha permitido ejecutar algunas actuaciones como renovar la exposición permanente del Castillo del Rey de San Vicente de la Barquera, pero, sobre todo, poder poner en marcha o mejorar muchos proyectos de Pymes como los aparcamientos para autocaravanas de Valdáliga o Ruente, un taller de artesanía en Ruiloba o una granja caprina con visitas turísticas.

Entre todas esas acciones subvencionadas hay algunas que destacan de manera especial. No tanto por el volumen de la cuantía económica otorgada a los beneficiarios, sino por el destino que ha tenido: el de creación de pequeñas empresas, en su mayor parte negocios de una sola persona o familiares, que difícilmente podrían haber salido adelante sin la aportación de los 12.000 euros que han recibido del programa Prima. Una iniciativa que se puso en marcha en el año 2016 y que, desde entonces, ha ayudado a la puesta en marcha de 35 pequeños negocios en toda la comarca. Además de crear empleo, se ha logrado otro importante objetivo, retener en casa a parte de los vecinos de uno de los territorios que más ha sufrido el despoblamiento en las últimas décadas. También se ha conseguido atraer habitantes y dotar de nuevos servicios a la zona, algunos de ellos tan esenciales como los relacionados con sectores como la sanidad o la alimentación.

Adrián Conde Rubín | Puentenansa

«Tengo por primera vez un trabajo estable y en mi pueblo»

Adrián atendiendo en su carnicería de Puentenansa. Vicente Cortabitarte

El joven Adrián Conde Rubín, de 24 años, se encontraba en el paro y pensó que poner en marcha su propia carnicería podría ser una buena idea que, como destaca, le «ha permitido contar por primera vez con un empleo estable y quedarme a vivir en mi propio pueblo, Puentenansa». La ayuda del Saja-Nansa ha sido fundamental para materializar su proyecto de futuro, Carnicería Conde Rubín, que comenzó su andadura a primeros de marzo con muy buena acogida por parte de sus vecinos y de toda la comarca ya que, en todo el valle del Nansa, no existía ningún negocio de este tipo, por lo que tenían que desplazarse más de veinte kilómetros para contar con este servicio esencial.

Adrián apuesta desde su negocio por la calidad de la materia prima que ofrece, especialmente carne de vacuno del propio territorio, del Saja-Nansa, teniendo como principales proveedores a su propia hermana, que continúa adelante con la explotación de sus padres y la de otro ganadero amigo de Lamasón, ambos acogidos a la Indicación Geográfica Protegida (IGP) de Carne de Cantabria, cuyo control de calidad está supervisado por el Ejecutivio. Eso le permite abaratar coste al evitar intermediarios y ofertar carne de proximidad, con lo que pretende ganarse al cliente local y a los de fuera de la comarca. Además del vacuno su oferta contempla otros productos, como la carne de cerdo, aves, embutidos, quesos y otros productos de primera necesidad y elaborados en su propio obrador, como hamburguesas, salchichas o chorizo, «todo artesano y de primera calidad», defiende.

Hermanos Gutiérrez | Cosío

«Los vecinos valoran contar con un servicio próximo»

Carlos Gutiérrez, ante la nave de la empresa familiar. Vicente Cortabitarte

Los hermanos David y Carlos Gutiérrez han estado los últimos años trabajando en los empleos que les surgían. Bien en la construcción o en el monte, pasando también por el desempleo. Ahora, gracias a la ayuda del programa Leader han podido crear la sociedad Agroalimentos y Piensos del Nansa S.L. con la que han puesto en marcha un negocio familiar en una antigua nave de 440 metros cuadrados situada en el pueblo de Cosío, desde la que suministran el material que venden.

Además de la cercanía, su actividad cuenta con el valor añadido del reparto a domicilio, lo que permite a sus vecinos contar en el propio territorio con un producto básico para la actividad ganadera de la comarca, como es el pienso, cuyo almacén más cercano hasta ahora estaba en Cabezón de la Sal. En este terreno, cuentan con un acuerdo con la Cooperativa Agrocantabria como proveedor de piensos y forraje, lo que les ha permitido acceder a todos sus contactos.

Los dos hermanos, que se encontraban en el desempleo justo antes de su aventura empresarial, se reparten las diferentes funciones. Carlos realiza el trato directo con los clientes y proveedores en el almacén y tienda, mientras que David se dedica a la logística, realizando las labores del transporte y entrega de los productos a los clientes.

«Empezamos con el negocio en un mal momento con esto de la pandemia, pero estamos trabajando duro y muy satisfechos con los resultados. Muchos vecinos valoran el servicio que ofrecemos desde nuestro negocio», afirma Carlos.

Ana Alba Rodríguez | Tudanca

«He podido contratar a una persona de apoyo al servicio»

Ana Alba, en su farmacia de Tudanca. Javier Rosendo

La madrileña con raíces cántabras Ana Alba Rodríguez decidió dar un cambio de rumbo a su vida. Tras acabar sus estudios de farmacia y trabajar algunos años en el sector y en consultorías de farmacovigilancia, tanto en España como en la República Checa, decidió abrir su propia farmacia en Tudanca. Su apuesta fue radical. Cambió la gran ciudad por el mundo rural, ofreciendo un servicio esencial en estos pueblos cada vez más vaciados.

La subvención del Saja-Nansa ha sido una ayuda muy importante para la apuesta de Ana Alba con la que se ha logrado cubrir una importante carencia asistencial para los vecinos de los municipios más alejados de la comarca. Su despacho está en las antiguas escuelas del pueblo y el botiquín de Lamasón, situados junto al consultorio médico del municipio, dando también servicio al de Polaciones.

Gracias a ello, ahora se está dando un servicio básico que resulta aún mas crucial entre una población con altos índices de envejecimiento, a los que se añaden las dificultades de su especial orografía y los pocos medios para la movilidad de las personas.

Un valor sustancial que además aporta el servicio extra que ofrece Ana, como es el de la entrega de medicamentos a domicilio, que resulta de vital importancia para una población con grandes problemas de movilidad.

«La ayuda recibida ha sido muy importante ya que he podido contratar a una persona que también es del valle, lo que me permite poder descansar y desconectar en ciertos momentos del intenso trabajo que supone el atender en este medio», valora en este sentido la profesional.

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