Cabezón instala 700 asientos en las gradas del Santiago Galas

El Ayuntamiento de Cabezón de la Sal está llevando a cabo la remodelación del graderío y de la techumbre del campo de fútbol Santiago Galas. La renovación de las instalaciones, que llevan prácticamente igual desde hace cincuenta años, comenzaba a ser una necesidad acuciante, dado que la cubierta es de uralita y contiene amianto, lo que puede resultar perjudicial para los asistentes. La actuación, que contempla también mejorar los aseos, cuenta con una partida nominativa de 100.000 euros de la Consejería de Deportes, según explicó ayer el alcalde, Óscar López (PP).

Los trabajos en la cubierta consistirán en la colocación «de un nuevo tejado de chapa precalada de color gris, un material especial para este tipo de techos», concretó el concejal del área, Gabriel Cruz. En la grada, la previsión es colocar unos setecientos asientos donde hasta ahora había montículos de hormigón. «Los aficionados se traían un cojín de espuma e incluso una manta para ver los partidos», explicó ayer el directivo del Club Santiago Galas, Daniel Mier. Cualquiera está más de una hora sentado en una piedra en pleno invierno.

Además de la zona de los espectadores, los usuarios del campo de fútbol del centro deportivo Santiago Galas llevaban años solicitando un campo de hierba artificial. La demanda fue recogida en innumerables ocasiones por la agrupación de Ciudadanos (Cs) en la anterior legislatura, de la que formaba parte el actual alcalde, Óscar López. Sin embargo, el cambio del césped ha dejado de ser una prioridad, tanto para los deportistas como para los políticos. López concretó ayer que tras mantener varias reuniones con los directivos, «hemos decidido que tener dos campos de hierba artificial en Cabezón -ya existe uno, el del Textil Escudo- es demasiado, cuando hablamos de unos 12.000 usuarios, teniendo en cuenta a los habitantes de los municipios colindantes». A esto hay que añadir que el Gobierno de Cantabria tampoco respondería a la hora de financiar la obra, que no resultaría barata -se estima que el campo de hierba artificial costase 700.000 euros-.

Ante esta situación, el Consistorio decidió invertir los 300.000 euros que iba a destinar al campo en mejorar el actual césped de hierba natural, para lo que contrató a una empresa externa de jardinería, que se ocupa del mantenimiento del campo. «Ahora somos envidiables por lo cuidada que está la hierba», confirmó ayer el directivo, quien por otro lado reconoció que lo que haría falta sería «un campo pequeño de hierba artificial como alternativa para no desgastar el grande». Una opción que de momento no se contempla.

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