Los caminos históricos de Saja-Nansa, en 17 etapas

La recuperación de caminos históricos por los 18 municipios que integran la Mancomunidad Saja Nansa es sólo una de las 43 propuestas que incluye el Plan de Sostenibilidad Turística de esta comarca y que se ha presentado recientemente a la convocatoria extraordinaria del Ministerio de Turismo para captar fondos europeos. Una iniciativa diseñada por el dinamizador turístico local José Antonio Morán, que pretende «potenciar» la naturaleza y el senderismo en la zona como medio para aprovechar el tirón que puede suponer la utilización de los caminos antiguos, aquellos que usaron vecinos, ganaderos o pastores desde tiempo inmemorial y que hoy siguen estando en un estado aceptable.

La ruta de los Foramontanos, el Camino Lebaniego, el de Santiago o el Camino de Castilla se juntan en una ruta circular con etapas en los 18 municipios que forman parte de la comarca Saja Nansa. Un hostelero local y dinamizador turístico de la comarca tuvo la idea de marcar y recorrer todos estos itinerarios «uniendo lugares y alojamientos o restaurantes», fijando etapas con agradables paradas en las que admirar todo el patrimonio cultural y natural de estos valles. «La idea surgió durante la pandemia», explica Morán, que ha trabajado también como guía en la zona y regenta un establecimiento de turismo rural en San Vicente del Monte. Su conocimiento del terreno le llevó a planear esta ruta circular aprovechando caminos que «al ser históricos, en su mayoría están bien conservados», refleja. El circuito está diseñado en 17 etapas que suman un total de 250 kilómetros, de los cuales, 157, transcurren por caminos históricos. Poco a poco, andando el camino se fueron marcando el paso por un total de 53 localidades desde Cabezón de la Sal (donde arranca la primera etapa y se culmina el camino) hasta Novales, pasando por Cabuérniga, Los Tojos, Tudanca, Polaciones, Peñarrubia, Herrerías, Val de San Vicente, San Vicente, Comillas y Alfoz de Lloredo, entre otros municipios de la comarca.

La idea de diseñar este recorrido permite, entre otras cosas, el acceso a una amplia diversidad de «hitos turísticos» de componente artístico, histórico, etnográfico, deportivo o natural. Entre ellos destacan elementos tan dispares como el Poblado Cántabro, ubicado en el lugar donde arranca la etapa, hasta el palacio de las Magnolias o la plaza de Concha Espina en Mazcuerras; también los conjuntos históricos de Bárcena Mayor y Barcenillas o Terán; los árboles centenarios del Monte Aa y las Secuoyas; la senda mitológica del Monte Hozarco, el mirador de Santa Catalina o las minas de Udías, así hasta más de 100 propuestas patrimoniales que ver, si se completa todo el circuito.

Cada etapa va unida a prestar servicio al caminante. Para ello se ha pensado en que el proyecto tiene que contar necesariamente con la participación y colaboración de buena parte de los servicios hosteleros de la comarca ya que son «fundamentales» para su desarrollo completo, pero también «potenciales beneficiarios de su funcionamiento». En este sentido, dentro del proyecto se han contabilizado cerca de 600 establecimientos hosteleros entre bares y restaurantes. «Se ha pensado que en cada etapa pueda haber al menos un bar y un alojamiento para dar servicio al visitante», explica su creador.

Cada una de las etapas recorre una distancia de entre 11 y 22 kilómetros que atraviesan también un total de 13 espacios protegidos. Entre ellos, el Parque Natural Saja Besaya, el Desfiladero de La Hermida, Oyambre o la costa de Cóbreces, entre otros.

A lo largo de todo el itinerario, existe un paso de 157 kilómetros que recorren los antiguos caminos que «forman parte de la identidad de la comarca». El Camino de Castilla en el Nansa, el de Carlos V, el de Santiago de la Costa o la ruta lebaniega forman parte del trayecto.

La idea ya está en marcha y se ha presentado para su financiación dentro del Plan de Sostenibilidad Turística Saja Nansa a la convocatoria de ayudas europeas. Al respecto, activar la iniciativa tampoco supondría, según su diseñador, un coste excesivo. «El 70% de los caminos, al ser históricos, están bien conservados por parte de los municipios y, el resto, es poner de acuerdo a los ayuntamientos para su mantenimiento, arreglar algunas pistas y preparar la señalización adecuada, para que se diferencie bien de la ya existente», subraya Morán. Otro dato fundamental será la promoción y organizar algún tipo de sello y acreditación por etapas para que «el producto sea más atractivo» al visitante.

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