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El Museo de la Naturaleza de Cantabria, en Carrejo (Cabezón de la Sal) hervía a las once de esta mañana como una olla a presión. ... En una hora iba a tener lugar el acto de inauguración oficial del complejo tras la mayor reforma que ha sufrido desde la que se realizó en el año 2003. Su directora, Marta Sainz de la Maza, ordenaba los penúltimos detalles en la primera planta: «Estos días han sido un no parar y hemos estado todos aquí hasta las nueve y media de la noche». Mientras, empezaban a llegar los invitados de un acto que contó con la presencia del consejero de Educación, Cultura y Deporte, Francisco Fernández Mañanes. A las doce, las puertas del museo se abrieron para dar acceso a una experiencia plena de conocimiento científico.
La Consejería de Cultura ha invertido 170.000 euros en convertir al Museo de la Naturaleza en un espacio acorde al siglo XXI, donde los animales disecados, que continúan estando presentes y cumpliendo una función primordial en la historia que se cuenta, no tienen todo el protagonismo, como hasta ahora. Lo estático de estas figuras y su escasa capacidad de interacción convertía al complejo en un espacio en cierto modo obsoleto. Sin embargo, tras los cambios introducidos, la mirada camina a lo largo de toda la visita hacia la luz de este siglo. «Además, el museo supone una reivindicación científica esencial en relación con la preservación del medioambiente, uno de los objetivos del desarrollo sostenible», explicaba el consejero, quien adelantó que el próximo año se invertirán otros 30.000 euros en una segunda fase para permitir una «accesibilidad universal», con la creación de audioguías y la adaptación del museo para personas con problemas de movilidad.
El proyecto para rejuvenecer este complejo, ubicado en un edificio catalogado como Bien de Interés Cultural, se debe en gran parte a su directora, Marta Sainz de la Maza, que este miércoles lograba destensar los nervios acumulados a lo largo de los últimos meses. «Hemos combinado la parte de la taxidermia con una explicación sobre la actualidad mundial de la naturaleza para que la gente conozca la evolución de la ciencia y aprenda a respetar el entorno», señalaba. Por eso la visita comienza en una sala a oscuras (llamada sala del territorio) con un vídeo sobre la evolución del universo desde el Big Bang hasta hoy. Después, dos paneles con paisajes de Cantabria iluminan al visitante, que en el tercer golpe de vista recala en los tipos de minerales que existían en Cantabria en cada era. +
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La percepción en este 'nuevo' museo va de lo universal a lo particular, del planeta Tierra a los seres vivos que habitan en Cantabria. «Es importante conocer que vivimos en una región muy pequeña con muchos tipos de clima», decía la directora del centro, mientras su voz planeaba por encima de las cabezas de los visitantes que se agolpaban a su alrededor.
Para acceder a la primera planta, es necesario atravesar «la escalera del conocimiento», aquella en la que se explica cómo los precursores de Darwin ya se empezaban a cuestionar a finales del siglo XVIII la historia oficial de que la tierra tenía 6.000 años. En la primera planta, hoy huele a suelo recién acuchillado y entre la recreación del despacho de Darwin y la colección de especies de aves de todo el mundo, lo que más destaca es el lobo que ha sido diseñado por el artista cántabro Okuda, y que dirige la mirada al espectador desde una plataforma en mitad del complejo.
El otro punto fuerte es el espacio dedicado a los microorganismos, «porque no podíamos hablar de los seres vivos del planeta y dejarnos lo más importante». Para abordar este tema «hemos contado con la inestimable ayuda del Instituto de Investigación Marqués de Valdecilla», explica la directora. Después, de nuevo más escaleras, y en la segunda planta, seis dioramas con los principales ecosistemas de Cantabria y una pequeña biblioteca. Mientras, a lo largo del recorrido se escucha el canto de los pájaros y la luz del sol empapa algunas vitrinas.
El Museo de la Naturaleza es una respuesta amena al porqué de la presencia humana en el planeta. Una lección sobre las formas de vida de Cantabria y una experiencia diferente.
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Ana del Castillo
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