Secciones
Servicios
Destacamos
Araceli Sánchez González, Celi, como popularmente la conocen todos los vecinos de San Vicente, cumplió ayer 105 años. Una efeméride que la abuela barquereña celebró en la residencia Virgen de la Barquera con la alegría que le caracteriza. Lo hizo rodeada de familia, amigos, vecinos, ... además de compañeros y trabajadores del centro en el que se encuentra desde hace casi una década. Allí, 'Celi' es una interna muy popular, ha llegado a ganar hasta dos concursos de pintura y se siente «muy bien tratada».
En una celebración tan señalada no faltó la tradicional tarta con las velas, numerosos regalos, además de un gran ramo de flores que le entregó la teniente alcalde del Ayuntamiento barquereño, María Paz Martínez. Lo mejor del día fue, todo el cariño que le demostraron los numerosos asistentes a su fiesta.
La directora de la residencia barquereña, Arancha Balsátegui, le trasladó la felicitación de toda la familia del centro asistencial, destacando su admiración por su trayectoria personal y por la fortaleza que la ha llevado hasta hace poco a valerse por si misma. De la centenaria mujer también destacó su personalidad siempre «positiva y alegre».
A pesar de su diabetes, Celi ha vivido con gran autonomía hasta hace poco más de un año. Ahora se encuentra bien, conoce perfectamente a todas las personas que le rodean, pero por un problema de salud que se le complicó, no puede hablar aunque entiende perfectamente todo lo que le dicen sus compañeros. Celi tampoco puede pasear ya por su pueblo. Ahora es su hijo José Félix quien le acompaña en su silla de ruedas a su capilla de la Barquera, con la satisfacción de recibir los saludos y el cariño de la mayor parte de los vecinos que encuentra en sus habituales paseos.
Como la mayor parte de las mujeres de su época, Celi vivió una niñez complicada. Junto a sus siete hermanos quedó huérfana de padre siendo aún muy pequeña por lo que le tocó vivir «muchas estrecheces».
Ya de joven tampoco lo tuvo fácil. Tuvo a su primera hija y no pudo casarse enseguida con el que sería su marido, Vicente Urquiza. La Guerra Civil los separó tres años, y parte de ese tiempo se tuvo que ir de su casa para vivir en las cuevas de Boria.
Pero al final se pudo casar con Vicente y, el día de su boda, siempre recordaba que fue «uno de los más felices» de su longeva existencia. De ese matrimonio tuvo cuatro hijos, pero uno falleció con apenas ocho meses. De su descendencia cuenta en la actualidad con tres hijos, siete nietos, trece biznietos y un tataranieto.
De las muchas experiencias que le ha deparado su vida, Celi siempre recuerda el viaje que hizo sola a Venezuela, cuando apenas había salido de su pueblo. Lo hizo para estar en el nacimiento de su primera nieta. «Subirme al avión es algo que me encantó y después en Venezuela aproveché para ver todo lo que pude», recordaba la propia Celi a El Diario Montañés, el día que cumplió los 100.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.