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Los coches clásicos no aguantan bien la lluvia. Y rugen, rugen que parece que se están quemando. Marcos Díaz-Guerra y su padre Jose Manuel tenían el domingo el rostro contraído. El cielo cántabro descargaba sobre su coche en la III Concentración de Vehículos ... Clásicos Villa de Cabezón de la Sal, que se celebró en el parque Conde San Diego durante todo el día. Los Díaz-Guerra venían de Gijón y observaban bajo un árbol su vehículo a cierta distancia. Parecía que cuidaban de su hijo. «Estamos pendientes de si llueve mucho para taparlo». La tapicería naranja de su Triumph TR3A no se podía mojar. Lo compraron en Palma de Mallorca en 2015 y hace un pas de domingos lo trajeron a lucirse a Cabezón. Es su segundo descapotable inglés de los años sesenta. Cuando lo adquirieron era de color rojo y con la tapicería negra, pero ellos le dieron su toque de distinción y ahora es azul y naranja. Un modelo pelirojo de formas curvas que llama la atención. Tamién del que hay que estar pendiente todo el tiempo. «Que si engrase, mantenimiento...». Cuesta dinero. Todo sea por «afición y porque nos gusta disfrutar del paseo». Conducirlo es como rozar la carretera con las manos. «Una sensación chula, pero vamos a taparlo porque mira cómo llueve», decían. Por suerte, la lluvia empezó a media mañana, cuando cerca de cien coches clásicos ya habían aparcado en Cabezón. «Si llega a ser antes, muchos no vienen», admitía el organizador Óscar Escalante, presidente del ClubClásicos Villa de Cabezón. Desde hace tres años, se ha doblado el número de participantes. Este año con ruta incluída, «partimos de la Avenida de Cantabria hacia San Vicente de la Barquera, de ahí a Comillas y luego vuelta a Cabezón por los pueblos de Udías». Una vuelta por la costa en un día de lluvia «y por tanto, con menos tráfico». De todo lo malo se saca algo bueno.
El coche de Celedonio Cruz, de Pontejos, llevaba la capota puesta. Un Porsche 9,44 del año 1972 (para que un vehículo sea considerado clásico ha de tener al menos 30 años de antiguedad). Inglés, con el volante a la izquierda, «lo compré hace quince años». Color teja. Le costó 14.000 euros,«un precio asequible para sacarlo los domingos a pasear». A Celedonio le gusta el tema de salir con amigos de ruta. Su 'joyita' tiene cuatro velocidades, dos plazas y cien caballos.«Hace unos años era el no va más».
Luego hay clásicos y clásicos. El Citroen AC4 de 1928 era el invitado más mayor de la fiesta. Dos vecinos lo observaban maravillados. «¿Es suyo?» «No fuera malo, yo tengo que ir andando», bromeaban. Es de Miguel Ángel Callejo, de Santander, que le sacaba brillo al capricho. «Aquí estoy», admitía quitándole importancia, «siempre 'cacharreando'». Lo compró porque le recordaba al Ford 4 con el que su padre transportaba la leche. «La nostalgia, que hace mucho, es como volver a aquellos años». Unos miran fotos y otros se compran vehículos clásicos. Un modelo de cuatro plazas con asientos tapizados de tela y un teléfono. «Sí, es que antes algunos mandamases llevaban teléfono en el coche». El volante era un cilindro grande y perfecto. Francés, y como tal, elegante y de formas finas. «Huele a abuela y me recuerda al olor que tenía mi abuela cuando me abrazaba de pequeño, un olor viejo, fuerte, especial». Color marrón crema, rudas Michelín y un termómetro fuera para ver la temperatura desde dentro. Sin cinturones. ¿Y conducirlo? «pues es conducir un coche, no una máquina como hoy en día». El mantenimiento ya es otra cosa. «Hay que limarlo, arrancarlo, cambiarle la batería y tenerlo siempre limpio, porque un coche como este si está sucio resulta una porquería».
El pase de modelos el domingo en el parque de Cabezón no se acababa nunca. Junto al Citroen, un camión del ejército suizo de 1969 propiedad de Ángel Díaz. «Se lo compré a un particular de segunda mano». ¿Por cuánto? «no se dice».Es de mala educación, afirma, «como preguntar la edad». Ángel restaura los vehículos clásicos.Es su «gran afición». Lleva varios años «comprando cacharros» que almacena en un local y le gustan las concentraciones de este tipo porque «vienes, hablas con la gente, intercambias piezas...». Su camión es verde, como un juguete que alcanza «los ochenta kilómetros por hora». Tiene motor anfibio, es decir, que el motor es sumergible yse puede mojar. ¿Lo has probado? «solo con las ruedas».
A Cabezón acudieron el domingo dia 18 amantes de los clásicos de Cantabria, Asturias, País Vasco, Castilla y León... Después de encontrarse en el parque, fueron saliendo uno a uno a la Avenida de Cantabria para de ahí partir hacia San Vicente. Un Seat 600, un escarabajo verde fosforito, otro que parecía una caja de Malboro, el coche fantástico. Todos desfilando bajo las ramas de los plátanos que adornan la principal avenida del municipio. Haciendo sonar sus gargantas, la elasticidad de los motores, silbando. Por cada rugido, un aplauso. De la misma manera que se fueron, volvieron al cabo de dos horas para disfrutar de la paellada que se preparó en la carpa del parque. Por la tarde, se tomaron el café por los establecimientos de Cabezón y antes de marchar, se sortearon los productos de todos los colaboradores. Un día bonito, a pesar del mal tiempo, en el que todo fue sobre ruedas.
Emilio Noguera y Manuel Rodríguez se resguardaban del frío bajo la carpa del parque. «Hemos venido de Gijón». El primero tiene un Nissan 100 NX y el segundo acompaña a su amigo. Era la primera vez que venían a la concentración y aún no les había da tiempo a hacer amigos. Cuestión de tiempo. Emilio empezó con un coche y ahora tiene cinco. El Nissan costó 1.500, pero lo que de verdad cuesta es repararlos. «Son vehículos que fallan mucho». Otros mil al menos. Aún así, ellos están seguros de que esto de los clásicos no va a desaparecer. «Siempre va a haber gente a la que le guste, aunque se pongan duros en el tema de la circulación».
El Ayuntamiento de Cabezón de la Sal ha colaborado en la organización. «Nos ha cedido las instalaciones», explicó el organizador y además la concentración está en el programa de fiestas. Aunque el programa festivo está llegando a su fin. Todavía queda la última jornada del Galerna Bike Rock Fest, que finaliza hoy a las 14.00 horas con el concierto de despedida a cargo de 'Diana & Good Times', en la plaza Ricardo Botín. También se celebra hoy el Día de la Familia en lacampa de Santa Lucía, y para terminar, los Santos Mártires.
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