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Las obras para mejorar la operatividad de los barcos deportivos en el puerto de Comillas se han dilatado más de lo previsto y no hay ... garantías de que las embarcaciones puedan fondear este verano. Así lo manifestó esta semana la directora general de Puertos del Gobierno de Cantabria, Sandra García, quien aseguró que esperaban haber adjudicado el proyecto «a mediados de febrero» y que ahora no se atreve a ofrecer una fecha estimada de comienzo de los trabajos. De hecho, todavía no ha finalizado el proceso de adjudicación, que se inició a principios de diciembre, experimentó un parón en Navidades y se ha retomado en marzo. La actuación de la Consejería de Obras Públicas -valorada en 200.000 euros- consiste en la construcción de un sistema de atraque basado en estructuras flotantes distribuidas en dos pantalanes con sus correspondientes 'fingers', lo que mejorará notablemente la movilidad de los usuarios, que podrán operar de forma más segura.
Aunque aún no han concluido los trámites oficiales, «ya hay una empresa que ha destacado sobre las demás por realizar la oferta económica más ventajosa y es la misma que está montando los pantalanes en Puertochico (Santander)», concretó García. La directora general de Puertos espera que la promotora «comience los trabajos en Comillas una vez haya terminado en Santander para poder emplear la misma maquinaria». Mientras tanto, «se encuentra desarrollando las labores previas sobre los planos y preparando la distribución de las plataformas». En otras palabras, de momento no se ha empezado a construir nada, lo que ha provocado la indignación de algún propietario. «Nos mandaron sacar los barcos del puerto en enero y no vemos que las obras hayan avanzado ni que una sola máquina se haya instalado en la zona», protesta Jesús Fermín Herrera, que posee una embarcación que desde hace cuatro meses conserva «en un terreno».
En total, en el muelle de Comillas operan 29 barcos de recreo «y cada usuario ha tenido que arreglárselas para mantener las embarcaciones fuera del puerto». Jesús Fermín asegura que ha solicitado información a la Consejería «en varias ocasiones, pero no nos dan ninguna explicación». Entre tanto, «nos hemos plantado en Semana Santa y seguimos igual», se queja. El propietario plantea que «nos dejen volver a echar los barcos al agua y sacarlos de nuevo cuando empiecen de verdad las obras». Eso, «o que nos ofrezcan otra solución» (este periódico ha intentado ponerse en contacto sin éxito con el presidente del Club Náutico de Comillas, Javier Maldonado, para saber su opinión al respecto).
Demora
De momento la solución es continuar esperando. Al menos hasta mayo, que es cuando la directora general de Puertos calcula que concluyan las actuaciones en el puerto de Santander, aunque García insiste en que es complicado señalar una fecha en el calendario. Y, además, «una vez se haya adjudicado el proyecto, la empresa deberá realizar el pedido del material con el que construir los pantalanes y eso dependerá de si hay problemas con el suministro», como ha venido sucediendo con el transporte o como consecuencia de la invasión rusa de Ucrania. En este sentido, García reconoce que «no esperábamos que el proceso se dilatase tanto y por eso pedimos a los usuarios que desalojasen la dársena en febrero», pero las previsiones no se han cumplido.
Antes de que comiencen las obras, «es necesario realizar una prospección del terreno, tras lo cual se hincarán los pilotes que sujetarán los pantalanes». Eso será lo primero que se vea en el puerto. No se sabe por tanto cuándo habrá actividad pero sí en qué consistirá de forma específica el arranque de los trabajos.
Las actuaciones que Obras Públicas realizará en el muelle comillano supondrán aportar una solución al problema surgido el pasado año entre los pescadores y los propietarios de las embarcaciones deportivas por el lugar en el que debían atracar sus barcos en el puerto. Según los planos aportados por la Consejería, los segundos se situarán en la zona este del muelle, donde se instalarán los pantalanes que son objeto de la obra.
El proyecto plantea otras actuaciones como «reemplazar las escalas existentes por otras más robustas, y dotadas de bisagras en los cambios de alineación». Además, se disminuirá el riesgo de resbalar de los peldaños.
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