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«El único que actuó fui yo y tomé la acción que todos conocemos». Así dejó claro ayer el portavoz del PP en el Ayuntamiento ... de Val de San Vicente, Carlos Hevia, su rechazo al movimiento propuesto por algunos vecinos para recaudar el dinero que le supondrá haber embestido el 7 de julio con un dúmper dos coches de la Guardia Civil durante un intento de Adif de proceder al derribo del puente sobre las vías de Sel del Rey, en Serdio, algo que no quiere que se pueda tomar «como un desprecio»,
Los vecinos, entre los cuales estaban como principales afectados familiares del concejal, pedían contar con un compromiso de reposición de la estructura antes de que se echara abajo el puente. Pero la empresa subcontratada por Adif, que ya lo había intentado previamente, acudió de nuevo al lugar a las seis de la mañana con el claro objetivo de tirar el paso, en la misma línea de lo que había hecho días antes en Los Tánagos, donde estos vecinos también estuvieron con sus pancartas.
Con la templanza que le han dado meses en silencio, ayer Hevia hizo las primeras declaraciones al respecto, a través de la emisora de San Vicente de la Barquera Onda Occidental Cantabria, donde agradeció las muestras de cariño y apoyo recibidas: «A amigos, vecinos, conocidos, gente que ni te conoce pero que ha empatizado con la situación que se vivió en el momento».
El concejal explicó que desde el principio asumió su responsabilidad en aquellos hechos. «Y así fue que me puse a disposición judicial y de los agentes de la autoridad», comentó. «Asumí todos los hechos desde el minuto uno», dijo. En esta línea, siempre manifestó su intención de reparar los perjuicios causados y una vez empezado el trámite judicial, se intentó llegar a un acuerdo que se consolidó con la obligación del concejal de subsanar los daños de los vehículos y una sanción económica de 720 euros. «Todo esto lo he aceptado y me he hecho responsable de todo ello», insiste Hevia.
«Aquel día yo cometí una acción que ha sido castigada judicialmente y necesito dar ejemplo. Para empezar, a mis hijas, que han sido las más perjudicadas, pero también al resto de los ciudadanos. Y para ello, tengo que subsanarlo y asumir lo que hice y no quiero que piense la gente que desprecio la ayuda que me dan», recalca.
Aunque defiende que aquel día estaba allí como «vecino y afectado», por su familia, no se aparta de su cargo público: «No dejo de ser un concejal». Motivo que le hace sentir más suya aún la responsabilidad.
«Somos de una zona en la que nos apoyamos, venimos del mundo de la ganadería, del mundo rural, del mundo de la pesca... en la que toda la vida, por tradición, a la hora de hacer esas labores, siempre ha habido mucha vecindad, mucho apoyo, mucha ayuda entre los vecinos. Entonces, eso está arraigado en la zona. Yo no puedo despreciar esa ayuda pero tienen que entender que mi manera de resarcir un poco a la sociedad es asumiendo esos gastos y esa pena que se puso y la he aceptado», continúa.
En este tiempo, ha sido «muchísima» la gente que se le ha acercado para darle su apoyo y con lo que se queda es «con la relación de unión en una situación en la que unos podían pensar que la culpa era de unos o de otros, pero lo que sí tenían claro es que aquello era una cosa que no era justa y se unieron para defenderlo». Y Hevia espera que esto perdure en el tiempo «y sirva para crear algo».
Sobre el hecho de que desde la semana pasada ya estén colocadas las vigas del nuevo puente, el edil aplaude que los plazos hayan sido «los más cortos posibles» porque «el mayor miedo de todos era que el puente hubiera caído y que esto se hubiera alargado en el tiempo. «Creo que eso ya es una realidad y por tanto, hay que celebrarlo», finaliza.
Tras el polémico suceso, se consiguió un acuerdo para que la estructura se reconstruyera después de que se tirara; y más tarde, para que Adif esperara a se instalase una pasarela peatonal en paralelo antes del derribo. Adif, el Gobierno de Cantabria y el Ayuntamiento de Val de San Vicente asumirían un 50%, 30% y 20%, respectivamente. No obstante, los plazos que se daban rondaban el año y no contentaban a los vecinos que siguieron luchando, por la vía administrativa, asesorados por abogados, para acortarlos. Finalmente, el Gobierno regional encargó a Tragsa la obra por un procedimiento de emergencia. El nuevo puente estará listo para ser transitado en dos meses.
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