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El puerto de Comillas no deja de ser noticia. Tras varios meses de espera, vuelve la actividad a la que seguro es una de las zonas portuarias de Cantabria que más intervenciones ha registrado en los últimos años. La Consejería de Obras Públicas ha comenzado los los trabajos para instalar los pantalanes en el área de atraque de la dársena. La puesta en marcha de este proyecto interesa sobremanera a los 29 propietarios de los barcos deportivos que operan en Comillas, a los que en enero se solicitó que sacasen sus embarcaciones del muelle con la intención de empezar unas obras que se han retrasado seis largos meses.
Mientras tanto, los dueños de las embarcaciones han tenido que arreglárselas para mantener los buques fuera del puerto. Aunque en un principio estaba previsto adjudicar las obras en febrero -en diciembre se había iniciado el proceso-, en Semana Santa no se había movido ni una piedra, lo que provocó las quejas de algunos afectados. A finales de mayo, el departamento que dirige José Luis Gochicoa anunciaba ya la adjudicación de los trabajos a la empresa Astilleros Amilibiau SL por un importe de 147.500 euros. La intención era empezar las labores en la primera quincena de junio. Al final ha sido en julio.
«Los buzos trabajan estos días en el refuerzo del muro donde se colocarán los pilotes para los pantalanes», aclararon desde la Consejería. Se espera que en unos quince días las máquinas estén colocando los pilotes, «que es la parte más visual de esta actuación». Aunque con las fechas nunca se sabe.
La instalación de estas plataformas flotantes denominadas pantalanes tiene como objetivo facilitar el acceso de los usuarios a los barcos de recreo. En su momento fue además la solución que aportó la Consejería tras la disyuntiva surgida entre los pescadores y los miembros del Club Náutico por el lugar en el que debían atracar sus barcos en el muelle. El desacuerdo se zanjó con la alternativa de Obras Públicas, que ha tardado más de lo previsto en ejecutar una actuación que sin embargo supondrá que el puerto de Comillas sea operativo de una vez por todas.
El muelle comillano, «pequeño pero coqueto», como recalca siempre la alcaldesa, Teresa Noceda, lleva años siendo objeto de diversas intervenciones que en la mayoría de los casos lo han mejorado. Aunque no en todos. Los pescadores de la Cofradía aún recuerdan la fallida rampa varada que en su día construyó la Consejería y que tantos problemas causaba a los usuarios. Tuvieron que pasar varios años antes de que se eliminara y en su lugar se construyera un mirador.
La falta de calado era otro de los problemas del emblemático muelle comillano, por lo que los barcos se encontraban con serias dificultades a la hora de acceder a la dársena. La Consejería efectuó el dragado de la zona, cuyos trabajos finalizaron en marzo del año pasado. Fue justo entonces, tras la retirada de la maquinaria, cuando surgió el conflicto entre pescadores y miembros del club náutico. Parece por tanto que se va a continuar hablando del puerto de Comillas, por lo menos mientras siga en obras.
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