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Reforzar la seguridad vial en el conflictivo cruce de acceso a la villa y limitar al máximo la circulación de vehículos en la céntrica y concurrida Avenida de los Arzobispos. Con este objetivo, aprobó ayer el equipo de gobierno en el Ayuntamiento de Comillas (PRC-PSOE) los trámites para activar los dos dispositivos de vigilancia que llevan instalados en estos puntos desde el verano sin estar operativos. La alcaldesa, Teresa Noceda, adelantó que las cámaras entrarán en funcionamiento en diciembre y servirán para detectar las infracciones que se cometen en el conocido como cruce del Filipinas –por el restaurante que hubo en el enclave durante años–, el punto negro de la villa, epicentro de la circulación vial y del tránsito de peatones.
El Ayuntamiento ya externalizó la gestión del servicio de recaudación por este tipo de infracciones hace dos años y colocó una cámara en el semáforo del estrecho cruce, «que es atravesado por 1.322.918 vehículos al año –según los datos obtenidos en 2023–», puntualizó ayer el portavoz del PSOE, Julián Rozas. A los coches, hay que añadir los cientos de miles de peatones que emplean el mismo paso para cruzar la calle. El resultado es un caos difícil de resolver. Así que además del dispositivo para fotografiar a los infractores en el semáforo, el Consistorio prohibió el acceso del tráfico rodado a la calle de los Arzobispos, excepto para realizar labores de carga y descarga.
Aunque la iniciativa tuvo su efecto al principio, hubo –y hay– quien se salta a la torera la normativa vial, lo que engrosa las arcas municipales y más aún las cuentas de la gestora del servicio. Así lo señaló ayer el portavoz del PP, Isaac Gutiérrez, quien a pesar de estar de acuerdo «con incrementar la seguridad vial mediante este tipo de medidas», cuestionó que la empresa «se lleve la mayor parte de la recaudación, frente al 31,5% que va a parar a manos del Ayuntamiento». «Nos parece –dijo Gutiérrez– una exageración y más cuando se han llegado a poner hasta 4.000 multas al año». Hagan sus cuentas. En cualquier caso, con las dos nuevas cámaras, el Gobierno local espera incrementar aún más el control y, por tanto, «continuar disminuyendo la conflictividad y las incidencias en este punto». Además, la Avenida de los Arzobispos discurre junto a la Fuente Tres Caños, centro neurálgico de la villa modernista. Unos cientos de metros cuadrados atestados en verano, por donde parece imposible que puedan circular también coches en armonía.
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