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Una cosa es ver por la televisión cómo la gente celebra que la ha tocado la Lotería y otra muy distinta vivirlo in situ. Y comprobar que eso de que los agraciados brindan en la calle con champán sucede de verdad. La reflexión es de ... Tinita, la propietaria de una tienda de ultramarinos en Comillas, uno de los municipios –junto a Cabezón de la Sal y Santander– cuya administración ha vendido un cuarto premio de la Lotería de Navidad, el 42.833. A Tinita no le tocó, pero este miércoles festejó igual, y en cuanto se enteró se plantó delante de la Administración para darle la enhorabuena a Antonio Sánchez, el lotero, que este miércoles se pasó la mañana desbordado de llamadas y felicitaciones. Los ocho millones que han llovido sobre la villa, fruto de la venta de 400 décimos, se repartieron –casi a la mitad– entre Comillas y Ruiloba, donde el personal del Ayuntamiento lleva tres lustros comprando lotería. Nunca se habían llevado más de cien euros, hasta este miércoles. Adquirieron 210 décimos (han tocado 20.000 euros por boleto).
La plaza de la Constitución de Comillas, donde se encuentra la Administración de Lotería, se sacudió este miércoles como una alfombra sobre la que cayeron varios cientos de miles de euros. A las once y media de la mañana, unos minutos después de que los niños de San Ildefonso cantasen el premio, los vecinos se preguntaban unos a otros: «¿te tocó a ti?» La mayoría todavía respondía que no. Salvo José Manuel, quien decía que no lo sabía, «porque compré seis décimos, pero no los he mirado». Cada uno tiene sus propias supersticiones con algo tan incierto como la suerte. «A esa chica, a esa chica», medio susurraba la panadera mientras señalaba a Piedad, una de las agraciadas, que al principio no quería hablar, pero luego sí. «He venido a felicitar a Antonio, el lotero». Y a tomarse un quinto de cerveza, para celebrar. «Me he enterado hace un momento y tengo un boleto a medias con mi hermana», explicaba mientras sacaba el décimo del bolso como si fuera el tesoro del Señor de los Anillos. También era su primera vez. «Imagínate como estoy, si yo me alegro hasta cuando me toca la devolución».
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A cuatro kilómetros, en el pequeño pueblo de Ruiloba, brindaban con champán la alcaldesa, Sara Portilla, y algunos vecinos y trabajadores del Ayuntamiento. También Asunción, la que cada año, desde hace quince, se encarga de ir a Comillas a comprar la Lotería de Navidad. «Me gusta el número tres», reconocía este miércoles. Fue escuchar la combinación de dígitos en la radio y pensar «¿este es nuestro número?», relataba Aurora, otra de las agraciadas. «Cuando lo confirmé bajé las escaleras del Ayuntamiento como loca para avisar a los compañeros». En seguida sacaron los vasos de plástico y las botellas. Una vecina gritaba a cada coche que pasaba por delante del Consistorio: «que nos ha tocado». La pequeña fiesta sonaba cada vez más grande en Ruiloba. Las frases se sucedían sin pensar: «Ha venido hasta la prensa, porque ahora somos famosas»; «yo lo voy a emplear en enviar a mi hija a la universidad»; «es la primera vez en mi vida que me cae algo, pero qué alegría por Dios». Los afortunados hablaban por teléfono. Transitaban de una llamada a otra y todas empezaban igual: «que nos ha tocado». Ruiloba se inundó de júbilo, abrazos y la incredulidad de los que siempre piensan «que nunca toca».
Más comedido parecía el lotero. «Es la primera vez que vendo un premio de Navidad». En febrero del año pasado repartió un Segundo premio de la Lotería Nacional y un primer premio en octubre. Allí están los dos, enmarcados en una de las paredes de la Administración. Ahora tendrá que encajar el cuarto de la Lotería navideña. Sucede en estos municipios pequeños que la suerte de unos alegra a otros y la noticia es siempre el tema del día en los bares, las calles, las terrazas, los portales y las plazas: Que en Comillas ha tocado el cuarto premio de la Lotería de Navidad. Los que no tuvieron suerte, esperan al Sorteo del Niño y el que no se consuela es porque no quiere. «Seremos afortunados en otras cosas» o «lo importante es tener salud». Frases muy escuchadas, sí, pero todos queremos ser esos que brindan en la tele.
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