-kVMC-U90202320591QH-1248x770@Diario%20Montanes.jpg)
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Comillas celebró este sábado la décimo primera edición del Día del Indiano, una de las citas más importantes de la localidad. Llegó la fecha señalada y pasó rápido, como todas las fiestas que se preparan con mucha antelación. Durante más de 24 horas, la villa modernista fue más indiana y más blanca que nunca. Anunciaban mal tiempo y empezó así, pero a la lluvia nadie le hizo caso. La gente salió a la calle ataviada con los trajes de finales del siglo XIX y principios del XX bajo el agua, que incordió un poco pero no evitó que el evento se celebrase igual. De nuevo fueron muchos los vecinos y visitantes que decidieron sacar los vestidos blancos con puntilla del armario y homenajear a todos aquellos que cruzaron el Oceáneo sin saber qué iban a encontrarse al otro lado.
A las doce de la mañana abrían las paradas (del ron, del tabaco, del café, el cacao, parada comillana, de Intermon Oxfam y parada solidaria). Eran carpas blancas que parecían sombreros sobre el corro Campíos. Al fondo, el escenario y la canción de 'María Cristina me quiere gobernar, y yo le sigo, le sigo la corriente...'. Caía una intermitente lluvia y los paraguas se chocaban unos contra otros. Una cola enorme de gente esperaba su turno en la parada comillana. Todo el mundo queria su gorro de paja y el cupón para participar en el sorteo de un viaje a la isla de La Palma, en Canarias.
Cada parada, un producto auténtico. Y la gente disfrutando. En la del barquillo estaba Oliver Esteban Cobo, hijo y nieto de barquilleros. El año pasado vino por primera vez al indiano y este sábado repitió. «Hasta entonces era mi padre el que venía, pero falleció», decía como si le homenajeara. De ayundantes, tenía a sus hermanas, su sobrina y su novia. Todas de blanco y labios rojos. Fueron a Comillas desde Castro Urdiales. Además, este año hubo novedad «y hemos traído sirope de chocolate que se pone duro cuando lo echas». Cada barquillo dos euros, si llevaba nata o chocolate dos euros y medio. Con las dos cosas, tres. ¿Y la receta? «muy fácil: harina, agua y azúcar». La tradición lleva tres ingredientes. En la parada del ron, de momento menos gente «pero es pronto», decían las chicas que hacían mojitos. Por la tarde tuvo más éxito.
Los ritmos latinos no cesaron. De bailarlos y animar el ambiente se ocupaba sobre el escenario Álex el Cubano. Avanzaba la mañana y la gente se animaba a bailar en la plaza. Primero con paraguas, luego daba igual la lluvia. El tiempo era lo de menos. «Así nos compramos paraguas a juego», decía Pilar Díez Díez, que fue a Comillas con su grupo de amigos y amigas desde Bilbao. Todos vestidos de época. «Los trajes los hace Pili». Van también a Pradoluengo, uno de los pueblos que conforma la Red de Municipios Indianos del Norte junto a Comillas. ¿Por qué? «nos encanta y nos divierte», decían sus compañeras. A Pili le llama especialmente la atención el tema de los indianos, «porque era gente que se iba con una mano delante y otra detrás, sin saber si iban a volver». Llevaba un vestido de lino sencillo. «El más difícil de hacer es este, porque lleva jaretas (pliegues)», explicaba mientras señalaba el traje de una de sus amigas. ¿Y los zapatos? «de la boda de mi madre». Más que adecuados. «Hoy es un día en que disfrutamos, comemos y bailamos», decían mientras se alejaban con suma elegancia.
En la parada del cacao daban chocolate gratis y bizcocho a un euro. «La cosa funciona, porque con el truco del chocolate gratis vendemos el bizcocho», decía Ramón Gegabert, uno de los encargados. Lo recaudado iba para la Asociación de Padres y Madres de alumnos (AMPA) del CEIP Jesús Cancio. «A nosotros que haga malo nos beneficia, porque si hay 27 grados y hace sol a la gente no le apetece chocolate caliente». Sin embargo ayer entraba bien y pocos se resistían. Por la tarde, siguió el baile, hubo talleres de decoración de gorros y de bailes latinos. Actuó la coral Brumas Norteñas con el festival de habaneras. La alcaldesa, Teresa Noceda, inauguró oficialmente el acto. Los mojitos volaron y el grupo 'Sondecuba' pinchó su repertorio latino y afro-cubano. El indiano volvió a celebrarse a lo grande en Comillas.
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Ana del Castillo
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