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La coral de Cabezón busca nuevas voces en su centenario
Jornada de puertas abiertas ·
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Jornada de puertas abiertas ·
.La agrupación Voces Cántabras muestra su historia e invita a sumarse a ella a todo aquel que quiera cantarDice el director de la Coral Voces Cántabras de Cabezón de la Sal, Felipe Sainz, que «todo el mundo puede cantar», que él ha conseguido ... hacer cantar «incluso a las piedras». Resulta convincente este hombre y atesora un gran conocimiento musical. Por eso en su discurso, en la jornada de puertas abiertas que celebró la coral de Cabezón el jueves con el fin de captar nuevas voces, empezó diciendo que el ser humano «ha cantado desde la Prehistoria». Y acabó casi seduciendo a los asistentes con un mensaje que en esta época parecía electoral: «Que no te cuenten lo que se siente al cantar en un coro, experimenta por ti mismo el maravilloso proceso. Ven, siéntate, escucha, observa el ambiente y cómo funciona una agrupación coral». Es el mensaje -meridianamente claro- que la Coral Voces Cántabras lanza a los vecinos de la comarca, con el fin de garantizar el futuro de una agrupación que el próximo año 2024 cumple cien años. Cien. Desde aquel primer concierto que ofreció la coral en 1924. La que fundó la ilustre política y pensadora Matilde de la Torre, junto al grupo de danzas, cuya actuación fue relatada en el periódico al día siguiente de esta manera: «En el teatro de esta villa se celebró anoche una velada en la que hizo su presentación al público nuestro grupo coral titulado 'Voces Cántabras', constituyendo un verdadero triunfo artístico para la organizadora, Matilde de la Torre...».
El artículo lo conserva José Hernández Úrculo, uno de los componentes más veteranos, que el jueves contó la historia de la coral, una vez más, desde su refundación en 1981. Un repaso de la vida de la agrupación, con imágenes en blanco y negro de los ascendientes que hoy componen el grupo. «Algunos pueden identificar a su abuela», dijo Úrculo. Y es que las ganas de cantar se han transmitido en Cabezón a través de los genes, como el color de los ojos o la forma de los labios. «Aquí siempre ha existido ese pulso en la gente, esas ganas de cantar y gusto por la música, por eso los coralistas de ahora somos nietos de los que empezaron», relata Francisco Camafreita, otro de los fundadores del coro. «Necesitábamos que alguien recogiera todo ese talento y fue el primer director de la coral, Nóbel Sámano».
Tras él, han dirigido las voces seis directores más (Luz Pardo, Félix Margallo, Felipe Sainz -actual director-, Natalia Ruisánchez, Miriam Jaurena y Helena Herrero). Los componentes han sabido adaptarse a la forma de entender la música de cada director, por eso el repertorio es tan variado. Lo mismo interpretan una habanera que un aria de ópera, el 'Réquiem' de Mozart -como el que grabaron en 2006 en la iglesia de Cabezón de la Sal- o un bolero.
La coral es un ir y venir del pasado al presente. Entre los documentos históricos que se conservan, está la invitación que la English Folk Dance Society envió a Matilde de la Torre el 13 de noviembre de 1931 para a actuar en el Albert Hall de Londres. Empezaba así: «Dear Madame De la Torre...». Un hito que la coral lleva a gala. Como las nueve giras por Europa o los discos grabados. También su capacidad de superar las adversidades -durante la pandemia estuvieron un año sin cantar- y de adaptarse a los tiempos.
Por eso, ahora, la agrupación hace un llamamiento. Porque estas 43 voces mixtas no van a durar para siempre, pero quieren que la Coral Voces Cántabras sí. Que viva, quién sabe, cien años más. «Porque cantar te hace más feliz», resaltó el director. Y apartó el miedo de aquellos que no se atreven a acercarse a un coro, «porque les da vergüenza cantar delante de la gente». «¿Miedo? Ninguno. Será bienvenido cualquiera, sin exigencias, que tenga compromiso y oído musical», anuncia Sainz. Porque cantar tiene muchos «beneficios». «Se entrena el cerebro, se ejercita la memoria, se hacen amigos y se conocen lugares nuevos», resume. El director sabe que dar el primer paso «es lo que más cuesta», pero insiste e insiste en que «una coral es una gran familia, porque cantamos juntos, reímos juntos, viajamos juntos...» El objetivo es que esta familia no se rompa. No todavía, que cien años no es nada.
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