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Sara Torre, Lucía Alcolea y Vicente Cortabitarte
Santander | Cabezón de la Sal
Lunes, 11 de mayo 2020, 07:15
Probablemente no habrá multitudes bailando a los pies de una orquesta este verano en los municipios de la Costa Occidental de Cantabria, ni ... aglomeraciones en las plazas, ni jóvenes pegados unos a otros al fondo de una discoteca. A cambio, los ayuntamientos destinarán las partidas de sus presupuestos asignadas a eventos a ayudar a los sectores perjudicados por la caída del turismo. El mazazo económico ya está siendo doloroso para los hosteleros y comerciantes de los municipios costeros que viven eminentemente del turismo, pero la peor cara de la crisis económica derivada del coronavirus se mostrará con virulencia este verano, especialmente durante el mes de agosto, con la previsible ausencia de las masas de visitantes que ocupan las calles de los pueblos. Con el fin de atemperar este 'golpe', los alcaldes hacen borrón y cuenta nueva y reasignan gastos.
En Comillas, los miembros de la corporación municipal han mantenido diversas reuniones con los hosteleros, los comerciantes y los propietarios de alojamientos y empresas turísticas del municipio con el fin de escuchar sus propuestas y ver hasta qué punto pueden satisfacer sus demandas. «Disponemos de más de 200.000 euros de partidas económicas destinadas a eventos que no se han podido llevar a cabo», explica la alcaldesa, Teresa Noceda. El Beltane Fest, el Folkomillas y el Trail Villa de Comillas son algunas de las citas que se han esfumado del calendario. La fiesta grande de la villa es el Cristo del Amparo, que tiene lugar en el ecuador del mes de julio, y cuya celebración este año todavía está en el aire. «Aún no hemos decidido si habrá Cristo o no, todo depende de lo que digan las autoridades sanitarias, pero somos conscientes de que no podemos poner en peligro a los vecinos de Comillas con toda la gente que viene de fuera», asegura la regidora regionalista. El futuro nunca ha sido tan impredecible como ahora. «En agosto, con los desplazamientos entre provincias, quizá puedan mantenerse los negocios, porque vendrían los que tienen segundas residencias». De otro modo, «será una ruina», vaticina Noceda. La actividad pesquera se ha desarrollado con relativa normalidad durante todo este tiempo, pero con una diferencia palpable. «Ya no es rentable», asegura el presidente de la Cofradía de Pescadores, Luis Moro. «Los hoteles y los restaurantes son nuestros consumidores más importantes y las ventas disminuyen», explica Moro, preocupado por la situación actual.
El puerto de San Vicente de la Barquera también ha registrado en las últimas semanas uno de los periodos de mayor actividad, gracias primero a la costera del verdel y, ahora, a una extraordinaria campaña del bocarte. A pesar de todo, los pescadores no han logrado evitar la caída del precio en la lonja, algo que también se acusa, y mucho, en Comillas. Frente a esta actividad, el turismo empieza a despertar en la villa marinera con la incertidumbre como tónica general, ya que la mayoría de empresas ha visto frustradas las buenas expectativas con las que se iniciaba este año.
Por su parte, el alcalde de Alfoz de Lloredo, Enrique Bretones, tiene muy clara cuál va a ser su estrategia para atraer turistas, en caso de que se pueda. «Vamos a gastarnos todo lo que sea necesario en transmitir la imagen de que somos un municipio limpio y desinfectado», dice. «Estamos dispuestos a colocar dispensadores de gel hidroalcohólico en zonas públicas». También a facilitarle la vida a los hosteleros que deseen ampliar su terraza. Podrán hacerlo gratis, como en Valdáliga. «Por mí como si ocupan la carretera general», asegura el alcalde, Lorenzo González, «mientras no interrumpan la circulación».
González apuesta por un verano con visitantes, al menos los que tienen segundas residencias. Para él, las dificultades vendrán con las restricciones que ha puesto el Gobierno. «No sé cómo van a abrir los bares, los restaurantes, las casas rurales y los camping con el aforo que se permite y con las distancias», opina.
El alcalde de Santillana del Mar, Ángel Rodríguez, cree que todo dependerá «de que puedan venir visitantes de otras comunidades». En cualquier caso, asegura, «los empresarios están trabajando unidos para reactivar su economía». En los próximos días, proseguirán las fases de apertura, tras una cuarentena dura y larga, que ha llenado las calles de vacío.
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