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Pablo Gutiérrez pasó un mal rato el lunes. Estaba cruzando el río Saja en tractor a la altura de Estrada, en el municipio de Ruente, cuando se vio, literalmente, con el agua al cuello. La crecida del caudal como consecuencia de las precipitaciones le pilló ... esta de vez de sorpresa y vivió quince minutos de incertidumbre, «intentando maniobrar con el tractor en medio del cauce», hasta que consiguió salir.
No era la primera vez que le pasaba. Los problemas con los que se encuentra para acceder a su cuadra cada vez que se desborda el río Saja vienen de atrás. Le sucede a él y unos cuantos propietarios más del municipio de Ruente. Las fincas de los vecinos se convierten en una piscina cada vez que el río lleva más agua de la habitual. Pablo es el que sale peor parado, porque no dispone de alternativa para alcanzar la estabulación, donde tiene quince animales. Así que si llueve mucho y se inunda, «las vacas se quedan sin comer».Un día, dos o tres. Hasta que el nivel del río baja y el ganadero puede atravesar el paso sin arriesgarse.
Pablo Gutiérrez
Propietario de estabulación
La situación se produce desde enero de 2019, cuando los ríos de Cantabria se desbordaron a raíz de un fuerte temporal. En Ruente, el Saja provocó la caída del puente que conectaba el pueblo con Monte Aá y también acabó con la escollera que protegía los márgenes del cauce en la zona de Estrada, donde Pablo y el resto de afectados poseen sus terrenos. La Consejería de Obras Públicas reconstruyó el puente, pero no se actuó en este otro tramo, que sigue tal y como lo dejó la riada.
Conscientes de este problema, los técnicos de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico (CHC) acudieron esta semana a visitar la zona afectada. Tras valorar la situación, el organismo hidráulico informó el jueves de que «los daños tras las recientes crecidas se han producido sobre un camino que discurre paralelo al río Saja, pero en un punto ubicado aguas abajo».Un tramo que, aseguran, «está íntegramente en zona de policía inundable y de flujo preferente, en un camino local que se encuentra también fuera del dominio público». Por tanto, concluyen, «su reparación no es competencia de este organismo».En el caso de que el Ayuntamiento quiera realizar la reposición del trazado dañado, «debe solicitar autorización, lo que es totalmente viable».
Jaime Díaz
Alcalde de Ruente
Preguntado acerca de esta cuestión, el alcalde, Jaime Díaz, explicó que «el Ayuntamiento no tiene ningún inconveniente en reparar el camino». No obstante, su reposición no evitará que el Saja «vuelva a salirse y a llevárselo por delante». Además, al tratarse de un área de flujo preferente, «tan solo se podrían emplear áridos en la reconstrucción –y no hormigón–, por lo que el camino no resistiría las avenidas». La solución pasa por tanto por intervenir el cauce, «de manera que se evite la salida del agua», apuntó el regidor. Una actuación que sí tendría que ejecutar la Confederación Hidrográfica y que el alcalde solicitará «de nuevo», anunció.
Mientras, las piedras de la escollera que el Saja se llevó por delante «siguen ahí». En el mismo punto donde «se acumulan ramas, maleza y suciedad», relata Luis MiguelRábago, otro vecino que está harto de tener que reparar «día sí y día también» el estacado de su finca porque el río se lo lleva por delante. «Deberían retirar las piedras de la escollera y limpiar la zona, que está llena de rastrojos», solicita.
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