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Se avecina otro verano de aparcamiento gratuito en el casco urbano de Comillas. Y van tres. El pleito surgido hace dos años entre ... dos de las empresas que optaban a la licitación del proyecto para ampliar la zona de estacionamiento limitado de la playa al centro histórico -Estacionamientos y Servicios SAU (EYSA) y Dornier- mantiene paralizada la iniciativa, a la espera de una resolución judicial. Ordenar el tráfico y facilitar la convivencia entre peatones y vehículos en época estival, cuando transitar por la villa puede convertirse en una prueba de obstáculos, era el objetivo máximo del concejal de Urbanismo, Julián Rozas, que inició el proceso en el año 2020. «Ha sido un fracaso -admite-, aunque nosotros llevamos dos años con los deberes hechos». Pero hubo que corregirlos.
La propuesta del socialista se torció en junio de 2021, cuando Dornier, que quedó segunda en la licitación por detrás de EYSA, interpuso una demanda al disentir sobre la puntuación obtenida en la mesa de contratación por una diferencia de casi cuatro puntos. El choque entre las dos promotoras dio al traste con la intención del equipo de gobierno (PRC y PSOE) de cobrar por estacionar en las principales calles de la villa con la llegada del que fue el primer verano pospandemia. El proyecto contemplaba regularizar casi dos mil aparcamientos repartidos en zonas por colores, de manera que los residentes tuviesen privilegios con respecto a los visitantes. También se proyectaba crear plazas específicas para la carga y descarga y los usuarios de los comercios situados en el casco histórico. El extrarradio de Comillas dispondría de estacionamientos libres. Nada de esto se llegó a implantar en 2021, a pesar de lo cual el concejal socialista estaba lejos de darse por vencido. Admitía, eso sí, que el litigio se estaba produciendo entre las empresas y el Consistorio, entre tanto, prefería acatar la sentencia judicial y mantenerse al margen en la medida de lo posible.
Pasaron los meses y el juez estimó parcialmente el recurso de Dornier y dictaminó en su favor, por lo que el Ayuntamiento adjudicó el contrato a la promotora demandante. Sin embargo, en enero de 2022, el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales aceptó los argumentos de EYSA, que había recurrido la anterior resolución, y determinó que se reuniera de nuevo la mesa de contratación para emitir un informe técnico sobre la adjudicación. Los componentes de la mesa, según ha explicado el concejal Julián Rozas, se reunieron «y redactaron un nuevo informe otorgándole el servicio a EYSA». Pero Dornier volvió a recurrir. Siguieron pasando los meses «y el magistrado concedió una moratoria por la baja de uno de los procuradores», de manera que el caso sigue a la espera de que se dicte sentencia. Otra vez.
Mientras, el cruce ubicado a la entrada de Comillas, donde confluyen vehículos, peatones y un semáforo -con una cámara que impone cuantiosas multas a quien se lo salta en rojo- se convierte en un caos difícil de controlar en época estival. Aunque la propuesta de Rozas quizá no le guste a todo el mundo, es una manera de tratar de solucionar el problema.
Como medida disuasoria en lo que se resuelve el caso, el Consistorio ha puesto en marcha un proyecto piloto. «Hemos creado plazas en la zona del Banco Santander y la calle San Pedro que durante el día sirven tanto para carga y descarga como para estacionar por un tiempo limitado». El objetivo es que los clientes puedan realizar las compras dejando el vehículo en estos aparcamientos durante aproximadamente diez minutos -la Policía Local se encarga de controlarlo-. A partir de las 20.00 horas, estas mismas plazas se convierten en estacionamientos libres. «Con esta medida, generamos una pequeña transición hasta que podamos poner el proyecto definitivo en marcha», asegura el edil de Movilidad.
Donde sí habrá que pagar por aparcar es en la zona de la playa y sus aledaños, como viene sucediendo desde hace varios años. El pago, que normalmente se activa en los meses de junio a septiembre, se puso en marcha este año por primera vez durante la Semana Santa, lo que provocó las protestas de los hosteleros, que aseguraban que nadie les había avisado. Y es que nunca se aparca a gusto de todos.
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