La duna de Oyambre recupera su espacio

Naturaleza ·
El ecosistema se está regenerando y la vegetación vuelve a crecer sobre la arena, tras más de dos décadas en retroceso en las que llegó a perder hasta 20 metros por el efecto del cambio climático

Lucía Alcolea

Santander

Viernes, 28 de junio 2024 | Actualizado 29/06/2024 06:30h.

Toma nota, que esto es muy importante -dice Juan Carlos Santamaría, agente del Medio Natural en el parque de Oyambre, mientras apunta con el dedo hacia el puntal de la playa-; de aquí para allá no dejamos entrar a vehículos». Santamaría camina por la arena ... blanda, que está a medio camino entre la seca y la mojada. A su derecha, el campo de golf; a la izquierda, el mar; y frente a él, la duna que se está regenerando en el parque natural de Oyambre. La vegetación incipiente que desde hace cinco años ha empezado a crecer sobre el arenal tras dos décadas retrocediendo por efecto, sobre todo, del cambio climático. Se aprecia fácilmente en las imágenes de la derecha: la de arriba, de 2018, con el mordisco que había sufrido el sistema dunar, que llegó a retroceder «más de veinte metros en 25 años». Debajo, el mismo hábitat hace cuatro días, renaciendo.

La duna de Oyambre «se está regenerando de manera natural, en parte, por el efecto de las corrientes de las dos rías que la rodean -la del Capitán y la de La Rabia-, los movimientos de tierra, las mareas o el viento», explica el agente del Medio Natural. Fenómenos que interfieren en un sistema «volátil, que se ve alterado ante cualquier cambio, por eso se ha deteriorado de una manera impresionante en poco tiempo». Santamaría da cuenta de ello en un arenal que conoce muy bien. «A lo largo de unos tres kilómetros de la playa de Oyambre se aprecia una regresión con motivo de los temporales» (obsérvese la foto superior). La vegetación propia del sistema dunar empezó a desaparecer, también por el impacto del hombre; por los cientos de bañistas que en verano utilizan la playa. «Aunque por lo general, la gente suele respetar las señales», asegura el agente. Hay excepciones, como cuando los niños emplean los bancos de arena como tobogán. Sobre uno de estos montículos colocaron los agentes una señal invitando a las personas a respetar el ecosistema. No prohibieron el paso y ahora tampoco, aunque sí aspiran a protegerlo.

Imagen después - La duna de Oyambre recupera su espacio

Imagen antes - La duna de Oyambre recupera su espacio

«Hemos presentado un proyecto a la Dirección General de Costas para cerrar la zona con estacas y sogas de madera con un fin disuasorio y esperamos que la gente lo acate y no pise la vegetación», porque se degeneraría. De hecho, ya se ha creado una especie de sendero de forma natural, «pero los bañistas suelen rodear la duna, más que atravesarla, porque somos más respetuosos de lo que parece», apunta Santamaría, convencido de que «el ecosistema es perfectamente compatible con la playa y con la gente y lo que ha pasado tiene más que ver con el cambio climático». La naturaleza es tan «imprevisible» que la flora puede seguir expandiéndose o no, en una u otra dirección. Lo que sí se sabe es que tan solo florecerán las plantas propias del sistema dunar, «que no encontramos en otros ambientes». El agente se agacha y señala una planta herbácea -denominada 'hydrocotyle bonariensis'-. No la toca. Hace lo mismo con otras especies: «Esto es realmente valioso y nos alegra ver que el sistema renace». Costas aún no se ha pronunciado sobre el vallado.

La vegetación hace además que la arena crezca y aumente su nivel. También se aprecia en las fotografías y a simple vista. «Lo importante es que siga creciendo y se fije», resalta Santamaría.

¿Y el campo de golf que está cerca de la duna? «Se trata de una concesión de Costas por muchos años, pero esperamos que algún día se acabe y que cuando eso suceda, prevalezca el sistema dunar. Además, el campo no lo utiliza mucha gente para lo extenso que es», responde. Su ubicación en pleno parque natural ya generó una protesta que perdieron los ecologistas.