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En los trajes que confecciona Vera Simons no hay ni un solo hilo de más. Tampoco de menos. La minuciosidad con la que trabaja esta ... estudiosa de la moda de finales del siglo XIX y principios del XX es asombrosa. Atesora más de cien trajes que exhibe por las fiestas de indianos de Cantabria y alrededores. Su trabajo es un poco como ella, exigente, pulcra, detallista e infinita.
-Su padre era zapatero. ¿De ahí le viene el interés por la moda?
-Cuando era niña cogía sus pieles y confeccionaba zapatos para mis muñecas. Recuerdo que me gustaba el teatro y también hacía disfraces. Más tarde, ya viviendo en Santander, una amiga me animó a presentarme al concurso de los Baños de Ola. Hice dos trajes con sábanas blancas para mi nieta y para mí y ganamos el primer premio. A partir de ahí comencé a ir a la Fiesta del Indiano en Colombres y en Comillas, luego a Solares o al Desembarco de Carlos V, en Laredo, siempre con mis trajes.
-¿Cuántos tiene?
-Entre los del periodo renacentista y los de finales del siglo XIX y principios del XX, en total tengo 114. Los he confeccionado y cosido sin ayuda, porque soy autodidacta y nunca he ido a clases de costura, salvo para aprender cómo se hacían los trajes regionales, que también tengo algunos.
-No solamente es el traje, sino también los complementos.
-Sí, a mí me encantan los sombreros y disfruto muchísimo creándolos. Es una de mis pasiones. Siempre intento hacerlos lo mejor posible, con muchos aderezos y flores de seda, plumas, cintas... de todo.
-¿Cómo se documenta?
-Miro libros de historia del arte y de la moda en los siglos XIX y XX, que es la época que más me gusta. Tengo grabados y libros antiguos, revistas de moda, cuadros antiguos que también me sirven mucho. Trato de ser lo más fiel posible a la realidad y a lo que he ido aprendiendo, porque mediante este proceso de documentación he conocido la historia, lo que se llevaba y el progreso que hemos experimentado.
-¿Qué opina de la moda actual? ¿Hemos progresado?
-Creo que poco. Yo por ejemplo no entiendo que la gente se ponga esos vaqueros rotos y pague por llevar algo así, incluso mucho dinero si además son de marca. Yo utilizo vaqueros a diario, pero jamás se me ocurriría llevarlos rotos. No tiene que resultar muy cómodo.
-¿Son cómodos sus vestidos del siglo XIX?
-No, pero suelo hacer vestidos para las señoras de buena posición, que no tenían que moverse mucho porque se lo daban todo hecho. El corsé debía de ser difícil de llevar, pero yo cuando me pongo estos vestidos disfruto mucho y tampoco son muy incómodos. Influye que empleo telas naturales de algodón, seda o terciopelo, y huyo de lo sintético, porque es lo que más agobia.
-¿Alguna vez ha pensado en comercializarlos?
-No, nunca. Ha habido personas que me han pedido trajes por encargo o que querían alquilarlos, pero yo hago esto porque me gusta a mí y soy quien elige el tipo de vestido que quiero confeccionar, el modelo y la talla.
-¿Siguió creando trajes a pesar de que no se celebraban las fiestas donde los lucía como consecuencia del covid?
-Cuando empezaron a relajar las restricciones y pudimos movernos hice tres o cuatro trajes más y tengo seis sin estrenar. El año pasado tan solo salimos vestidos mi pareja, Gonzalo, y yo en los Baños de Ola de Santander, aunque el Ayuntamiento no había organizado nada. Me animó mucho ver cómo la gente se entusiasmaba al vernos ataviados con la vestimenta de la época.
-¿Un traje que nadie se pone pierde la vida?
-Un poco sí. Es verdad que no es lo mismo verlo sobre un maniquí que una persona lo lleve puesto, porque ésta se mueve y le otorga cierta vida. A mí lo que más me gusta es la ilusión que le hace a la gente vernos vestidos por la calle. Sus expresiones de asombro compensan todo el trabajo.
-¿Y eso de que la mona aunque se vista de seda mona se queda?
-Dicen que el hábito no hace al monje pero sí hace mucho. Solamente con ponerte uno de mis sombreros ya te transformas, aunque solo sea porque sonríes y por un momento eres feliz. Te hace ilusión verte de forma diferente. Para mí es un disfrute ir por la calle escuchando a la gente decir: cómo me gusta ese traje, me encantaría ponérmelo.
-Siguiendo con los refranes, ¿vale lo mismo para un roto que para un descosido?
-Tengo muchas facetas y me gusta hacer de todo. Nunca me aburro. De hecho siempre me falta tiempo.
-Estos días expone sus trajes en el antiguo ayuntamiento de Comillas.
-Lo hago todos los años excepto el pasado, cuando no se celebró el Indiano. Me gusta mucho exponer en este lugar porque es un escaparate muy visible, situado en un lugar muy céntrico de Comillas.
-¿Dejará de hacer trajes algún día?
-No lo sé. Aún he de utilizar todas las telas que tengo acumuladas en casa. Si Dios me da salud seguiré haciéndolos. Todavía me siento ágil a pesar de mis 75 años.
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Ana del Castillo
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