Un estudio en la cueva de Micolón, en Rionansa, aporta nuevos descubrimientos

Dirigida por el arqueólogo Diego Gárate Maidagan con la participación de otros cinco investigadores, entre los que se encuentra Miguel Ángel Sánchez Carro, experto en geoarqueología y caracterización de materiales arqueológicos, se está llevando a cabo el trabajo de campo con el objetivo de realizar una exploración espeleológica exhaustiva de la cavidad, que por sus especiales características cuenta con diversas galerías que aún no han sido exploradas, por lo que no se descarta que aparezcan nuevos descubrimientos como los encontrados en la campaña del pasado año, cuando se localizaron tres sectores con evidencias arqueológicas y parietales considerables que pusieron de relieve el potencial arqueológico de la cueva de Micolón.

En concreto, se ha podido documentar diversas representaciones no figurativas como manchas o puntos rojos, además de otras evidencias arqueológicas como útiles de piedra y otras zonas con proceso de ocre. Hasta el momento solo se conocían las pinturas situadas en la sala principal en la que se encuentran osos pintados en rojo, varios caballos y representaciones de ciervos y de vulvas, lo que se considera bastante excepcional dentro del arte paleolítico.

Pero en la cueva de Micolón, situada a apenas un kilómetro de distancia de la de Chufín, a las dificultades que tiene en el acceso se añade el complicado tránsito que ofrece en el laberinto que conforman sus diferentes galerías de pequeñas dimensiones, por lo que, a juicio de Diego Gárate, en esta cavidad «aún está todo por hacer, ya que en la documentación topográfica de hace 44 años no aparece al menos dos tercios de la cueva por lo que se ha tenido que rehacer, complementándolo con la metodología actual y con las nueva evidencias que nos estamos encontrando».

A falta de confirmar los datos con los nuevos trabajos, según el director de la investigación, «las pinturas de Micolón podrían datarse de hace 25.000 años y al parecer todas pertenecen a una única fase decorativa a diferencia de lo que sucede en la mayor parte de las cavidades».

El objetivo del trabajo de campo que se está desarrollando en el interior de la cueva, que previsiblemente se prolongará hasta mediados de diciembre, se trata de una exploración espeleológica exhaustiva de la cavidad, incluidos aquellos sectores que tan solo son accesibles mediante técnicas de espeleología alpina y siguiendo un protocolo de exploración específico para cuevas decoradas.

Además se va realizar una prospección sistemática de los pavimentos, paredes y techos y se van a documentar arqueométricamente y fotográficamente todas las unidades gráficas, arqueológicas, compositivas y topográficas y se hará, al mismo tiempo, una restitución gráfica y fotogramétrica del repertorio gráfico parietal existente.

Todo ello se completará con un escaneado tridimensional de la cavidad. La implementación de las nuevas tecnologías digitales y tridimensionales, junto a las nuevas posibilidades que ofrecen las analíticas aplicadas a la arqueología permitirán renovar toda la información que se dispone sobre la cueva de Micolón, información que será procesada a lo largo del próximo año para darla a conocer al mundo científico y al público en general.