La 'Feria de la Alubia' conmemora sus inicios

El galardonado con el máximo reconocimiento del evento fue el presentador Quico Taronjí, quien lo recibió dentro de una carpa abarrotada «con muchísima ilusión», y recordó cuando hace 17 años realizó un reportaje en Casar, que fue lo que le trajo aquí.

«Sirvió para que el pueblo tomase conciencia de lo que tenía y se diera cuenta del producto estrella con el que contaba», recordó. Pero aseguró que el verdadero valor lo tienen los vecinos «porque una cosa es venir un día y hacer un reportaje, y otra estar 365 días durante 17 años trabajando en ello».

La insignia la recibió de la mano de la presidenta de la Junta Vecinal, María Jesús Guerra, quien quiso agradecer «que Quico aceptase ser Alubiero Mayor», y animó al público a volver el domingo, a pesar de las adversas condiciones meteorológicas que probablemente seguirán acompañando al evento. Lo mismo que harían posteriormente el alcalde de Cabezón de la Sal, Víctor Reinoso; y el consejero Guillermo Blanco. Ambos coincidieron en «el acierto que ha sido escoger a Quico», como verbalizó Blanco, que le definió como «un cántabro que ejerce como tal cuando está en Madrid».

Además, el consejero aprovechó para animar a todos a «llevar a las despensas productos locales, ahora que se acerca la Navidad, y en cualquier momento del año».

El reconocimiento precedió a las actuaciones musicales de Los Hermanos Cosío y Mario Palacios, y tuvo lugar en el recinto exterior de la Casa Museo Jesús de Monasterio. En torno a ese emplazamiento se retiraba ya el mercado agroalimentario y artesano, que mañana podrá volver a visitarse, donde se encontraron productos tan variados como alubias, hortalizas, quesos, miel, harina de maíz, orujo, vino, pimentón, anchoas, aceite, embutidos y dulces. En cuanto a los artesanos, los hubo de todo tipo de especialidades. Y durante todo el día también funcionó el bar, donde se repartieron tortos y boronos con cada consumición.

El evento continuará mañana con las exposiciones de aperos de labranza en los jardines del Palacio Jesús de Monasterio; la escenificación de la escuela rural ambientada en los años cuarenta. Tampoco faltará esta vez la corralada de ovejas, cabras y burros. Pero sin duda, el punto álgido tendrá lugar a las dos de la tarde, cuando comience el reparto del cocido.