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V. CORTABITARTE
San Vicente
Viernes, 29 de septiembre 2023, 02:00
La Ferrería de Cades ha pasado a formar parte del selecto grupo de bienes patrimoniales españoles incluidos en el 'Libro Verde para la gestión sostenible del patrimonio cultural', una iniciativa del Ministerio de Cultura que pretender convertirse en un documento vivo, con vocación de mejora ... y actualización permanente gracias a la participación de los ciudadanos. Además de la Ferrería, situada en el corazón del valle del Nansa, Cantabria cuenta con otro elemento incluido en este inventario, el Centro de Estudios Lebaniegos de Potes.
El 'Libro Verde para la gestión sostenible del patrimonio cultural' concibe la sostenibilidad como un concepto integral que atiende a distintas perspectivas y se dirige a distintos públicos. En correspondencia con la noción de «bien cultural» y los patrimonios que integra, crea un espacio de referencia para cualquier interesado -tanto el gestor profesional, arqueólogo, historiador, arquitecto, ingeniero, conservador-restaurador como ciudadano de a pie o asociación local-, para que sirva tanto a la administración responsable de la gestión, como al propietario y al custodio del bien.
Se pretende así avanzar en la construcción de un modelo de gestión que permita «hacer frente a los retos presentes y futuros, velar por la coherencia entre las políticas nacionales y los estándares internacionales, fomentar la cooperación entre el gestor y la comunidad, promover la implantación de instrumentos de evaluación y control e incentivar la adopción de un enfoque proactivo en relación con el desarrollo sostenible», destacan.
La puesta en valor de la Ferrería de Cades ha sido una iniciativa de los vecinos de esta localidad, agrupados en la Asociación de Desarrollo Rural Saja Nansa, con el patrocinio del Ayuntamiento de Herrerías y el respaldo del Gobierno de Cantabria.
Más de 110.000 personas han visitado la Ferrería de Cades, un espacio vinculado con el viejo oficio de la forja, desde su rehabilitación y su apertura al público en 2007.
El edificio de la ferrería, cuya construcción se remonta al año 1752, es una instalación prefabril que se dedicó a la producción del hierro y forma parte de un conjunto rural de singular complejidad. Además de la propia ferrería, se han rehabilitado las carboneras, los dos molinos harineros, la casa blasonada de los propietarios y una panera, así como el entorno.
En el interior de la ferrería, al visitante se le ofrece un pequeño montaje expositivo y un audiovisual, que sirven de complemento a la visita guiada y a las demostraciones de su puesta en funcionamiento.
Además, el espacio cuenta con una programación para centros educativos que incluye talleres medioambientales, de prehistoria, medievo, pesca y un itinerario sobre lo ingenios del agua entre otras propuestas expositivas.
En el año 2014, el Gobierno de Cantabria declaró a este conjunto Bien de Interés Cultural por su monumentalidad, representatividad tecnológica y constructiva y por ser una de las instalaciones industriales mejor conservadas en Cantabria.
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