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La imagen de la Virgen de la Barquera ha vuelto a navegar en la tarde de este domingo por las aguas en las que, según la centenaria leyenda, llegó en un «lejano martes de pascua florido» a San Vicente de la Barquera. En esta ocasión lo ha hecho a bordo del pesquero Mar Gloria, que repleto de personas se ha adentrado en mar abierta, acompañado por el resto de la flota barquereña.
La pertinaz lluvia que ha acompañado a lo largo de casi toda la jornada, y muy especialmente durante la mayor parte de la procesión, no ha impedido que los barquereños hayan cumplido con su ceremonioso ritual. Ha arrancado con estricta puntualidad, a las 17.30 horas, con los 48 jóvenes picayos portando sobre sus hombros los más de 600 kilos de las andas de su patrona, desde la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles hasta el antiguo muelle pesquero. Un recorrido en que ha estado acompañado, tanto en ese momentos como durante los actos de la mañana, por la Banda de Cornetas y Tambores junto a numerosos fieles.
Poco antes de embarcar a la Virgen se ha producido la siempre esperada actuación de las picayas barquereñas, uno de los momentos estelares de la fiesta, en la que las dieciséis jóvenes elegidas ha interpretado las viejas melodías en honor a su patrona acompañadas del toque de la pandereta.
Como estaba previsto, a las 19.00 horas se ha producido el esperado embarque de la imagen de la Virgen, el que sin duda es el momento más emotivo y entrañable de La Folía, especialmente para los marineros que la reciben haciendo sonar la potente sirena del puerto y la de sus embarcaciones como muestra de alegría. Al mismo tiempo se lanzaba al cielo de San Vicente una potente traca.
Las buenas condiciones ha permitido navegar por mar abierta cerca de 30 minutos para desembarcar la imagen de la Virgen en el puerto pesquero. Una vez ahí, se la ha llevado de nuevo hasta su santuario, en donde nuevamente han actuado las picayas para finalizar con la emotiva 'Salve marinera'.
La lluvia ha sido la protagonista inesperada en esta edición de La Folía en un año de especial sequía, lo que no ha impedido desarrollar todos los actos programados, aunque con menor participación que en ediciones anteriores. «Estoy feliz, la lluvia no nos impide sacar a la Virgen, tan solo nos lo impidió la pandemia. La veo ahí acompañada por los picayos, junto a la gente de San Vicente... La lluvia en un día como hoy nos da igual», manifestaba Fernando Sánchez, unos de los responsables de los picayos que lleva acompañando a su patrona durante los últimos 24 años. Una labor en la que, por segundo año, también ha participado una mujer, Sara Miguel García, rompiendo los moldes tradicionales que la marcaban como una tarea exclusiva de hombres.
No ha querido perderse la cita las principales autoridades cántabras, entre las que se encontraban el presidente regional, Miguel Ángel Revilla, el vicepresidente, Pablo Zuloaga, la mayor parte de consejeros del Ejecutivo, la delegada del Gobierno, Ainoa Quiñones, el presidente del Parlamento, Joaquín Gómez, los candidatos de las principales formaciones políticas que concurrirán a las próximas elecciones autonómicas, senadores y diputados nacionales y regionales y algunos alcaldes de la comarca. Los actos religiosos han estado presididos, durante la mañana, por el Obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
José A. González y Álex Sánchez
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